Anecdotario. Blog divertido y desenfadado de Curro Gutiérrez Vargas basado en anécdotas reales.
bienvenidos
Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.
LA OTRA INFORMACIÓN ALTERNATIVA
sábado, 17 de septiembre de 2011
cuidado con las nuevas tecnologías
Ayer me llamó por teléfono un antiguo compañero de trabajo, y me estuvo comentando una anécdota que me pareció sumamente simpática y que demuestra que los nuevos avances de las ciencias no solo nos ayudan a evolucionar, sino que también nos pueden meter en algún que otro problemilla de comunicación.
El buen hombre comenzó por relatarme lo contento que estaba en su nuevo centro, lo simpático que eran sus nuevos compañeros y lo hermoso que era el lugar. También me comentó que ya comparte el coche con otro compañero, para poder trasladarse de su lugar de residencia a su lugar de trabajo.
Precisamente la anécdota que os voy a contar surgió cuando se encontraba al volante de su coche y con la compañía de su camarada de automóvil. Resulta, que como tenía poca gasolina decidió pararse en una estación de servicio para repostar. Anteriormente de llegar a este lugar había oído que a su móvil había llegado un mensaje de texto .
Aprovechando este momento de parada decidió leer el mensaje. Y cuál sería su sorpresa al comprobar que el texto más o menos era así:”Agáchate, que te voy a limpiar el culo”.
Su expresión cambió de momento, pero como tenía prisa no pudo ver con detalle quien le había enviado el mensaje. Sentado delante del volante y dispuesto a regresar a su casa le comento a su compañero: “He recibido un mensaje algo extraño en el móvil”. Viendo que el otro no le hacía demasiado caso, pues tenía más sueño que ganas de hablar, decidió no continuar la conversación. Aunque eso no le impidió que mientras conducía se dedicara a pensar quien le habría podido enviar ese grosero texto.
Como mi compañero era tan susceptible lo primero que pensó que había sido uno de los compañeros del centro nuevo, pues esa misma mañana habían anotado todos los profesores en una ficha los números de sus teléfono, ficha que estaba a la vista de todo. El disgustado conductor pensó: ¡Ea, ya me ha cogido manía alguien en el centro nuevo!
Como todavía quedaba unos cuantos kilómetros hasta su lugar de residencia todavía le dio por pensar en otras posibilidades. Que si había sido una antiguo compañero del grupo de teatro, que si había podido ser un viejo alumno, etc.
Tras varios largos kilómetro por fin llegó a su casa. Ahora completamente solo y con tranquilidad leería con detalle el mensaje. Este textualmente decía así: “Esta todo. Mira___.Esta. Agáchate que te voy a limpiar el culito __________que no “.
¡Vaya tela de mensaje! Y la sorpresa fue aun más mayúscula cuando vio quien se lo había enviado. El número lo delataba claramente. Era uno de sus mejores amigos.
Este dato por una parte le tranquilizó y por otra le preocupó. Desde luego este texto no era propio de su amigo. Pensó que quizás se hubiera enfadado con él por algún motivo, o lo más seguro que algún alumno le hubiera cogido el móvil a su amigo y hubiera escrito el mensaje. Lo mejor de todas maneras para resolver las dudas era llamar a su amigo y así lo hizo.
Tras varios toques de llamada al otro lado del teléfono apareció la voz inconfundible de su colega. Inmediatamente se dirigió a él con estas palas. ¡Oye tú!. ¿Pero tú qué tipo de mensajes me envías?. ¿Qué te pasa hoy? ¿Estas borracho o qué?
El amigo con estas palabras también se vio sorprendido, tras esto nuestro protagonista le narró el suceso y le transcribió el texto palabra, por palabra.
¡Pero si yo ni te he llamado!. Le dijo su amigo. Tras continuar charlando, el que había enviado el mensaje comprobó en su celular que efectivamente si lo había realizado.
Por lo visto a esa misma hora había acudido a recoger a su pequeña hija, una simpática y guapa niñita oriental, a la guardería, y mientras hacía esto a la niña le surgió una imperiosa necesidad de cagar, con tan mala suerte que mientras le decía que le iba a limpiar el culo, un dispositivo extraño de su móvil se había activado, convirtiendo la conversación en texto y enviándola a la última persona con quien había hablado.
La suerte que tuvo el chaval es que al fin y al cabo se la mandó a alguien de confianza. Pues figuraros lo que hubiera sucedido si ese mismo mensaje es enviado a su jefe. En fin tener cuidado con las nuevas tecnología porque os puede meter en una buena cagada
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario