bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Los falsos italianos y las gentes de teatro

Las gentes de teatro suelen estar un poco piraillas.No más que las demás pero como hacen o dicen cosas más extravagantes, pues recaudan peor fama en este aspecto. De vez en cuando se transforma y se creen ser otras personas que son. Y aunque a estas gentes se les llaman locos, a otras que hacen lo mismo las llaman fantasmas, soberbias o creídas.


Hace unas semanas un grupo de mis amigos teatrales decidió darse una vueltecita por la peculiar y hermosa calle Castilla trianera. Estaban cansados de recorrer los mismos lugares y beber en los mismos bares. Y fue un acierto, porque en primer lugar descubrieron un atractivo bar en un sitio perfecto para poder tomarse una cañita de cerveza mientras placenteramente transpiraba un espléndido sol otoñal. Tras esto decidieron tomarse un cafelito aún en esta calle sevillana, donde existe una extensa librería la cual dicen los vecinos posee un fantasma. Pues muy cerca de este local ,casi enfrente se encuentra un atractivo bar, que posee dos puertas ,una orientada hacia la renombrada calle Castilla y otra hacia el río Betis, por la parte del sevillano y remodelado paseo de la O.

En fin, allí habitaron durante varias horas hasta la hermosa puesta de sol. Hicieron amigos, celebraron el cumpleaños de uno de ellos y hasta tomaron numerosas fotos instalados sobre maderos flotantes que surgen sobre el lecho del Guadalquivir.

Tras los plácidos momentos y con la ayuda de un licor de más, les dieron casi las 8 de la tarde, por lo que el hambre volvió a sus deseos. Decidieron acercarse a un conocido barato bar trianero para saciar el anhelo de un sabroso pescaito .Estando ya en el local y sin aun haber pedido al camarero la demanda, a uno de ellos, o más bien a una, se le acercó una pareja de turista y le pregunto en un pobre inglés por una calle concreta de Sevilla. A esta sin saber por qué razón le contestó a los despistados extranjeros que desconocía la dirección de esa calle. Pero sin razón ninguna porque para esto no practicó el idioma de Cervantes, si no el de Donatello .Ósea que les respondió en italiano.

Sin explicación posible a todos los demás de grupo originario se les contagio un ansia infinita de imitar el lenguaje de los italianos. Por arte de magia ya no eran sevillanos de toda la vida, sino italianos de diferentes lugares. Y así enredaron a los camareros en sus pedidos, casi volviéndolos locos, con este chapurrear entre italiano y españolo. Incluso imitaban con sus gestos al habitante de esta peculiar nación. Tan bien salió el invento que la mayoría de los clientes del bar creyeron que eran unos extravagantes turistas transalpinos.

Cerca de ellos se encontraban un grupo de chavales perteneciente a una conocida banda de cornetas y tambores sevillana. Incluso se mostraban engalanados con sus uniformes de músico y acompañados de sus instrumentos.

Tanto les llamo la atención aquellos alocados italianos que se atrevieron a establecer diálogos con ellos .Los músicos les contaban a los falsos italianos que formaban parte de una banda. Mientras uno de los italianos les comentaba que en Roma eran muy conocidos. ¿Como que muy conocidos? ¿En Roma? Si efectivamente, le contesto el mayor del italiano. Según les decía el santo padre poseía un CD de esa insigne banda, que le había regalado un pariente de Triana, y todoslos domingo sóbrelas 10 de las mañana, hacía transmitir con estruendo las marchas de la citada banda por los altavoces de la plaza romana de San Pedro. Tan cansado estaban en el vecino barrio del Trastévere que ya habían enviado una notas de prensa al Observatore Romano en su sección de cartas al director, en este caso al padre prior, quejándose de este despertar tan brusco.

Todo esto ,por supuesto ,contado en un churrusquero idioma italiano, entre exagerado gestos, que no por eso dejaba menos de convencer estos músicos.

Tras unos breves momentos decidió este personaje salir a la calle a fumarse un cigarrillo con otras de las falsas italianas .Cuando se encontraban allí, apareció unos de los músico, con la cara algo descompuesta y llevando en su mano derecha algo que no se podía distinguir. Se dirigió al falso italiano y directamente le preguntó, no sin ironía.: ¿Con que de Roma? Mientras le enseñaba el carnet de identidad de embaucador, que se le había caído en el bar a al intentar pagar. En este documento claramente se señalaba un nombre y unos apellidos enteramente españoles, y un origen innegable. Cantillana .Provincia de Sevilla.

El extraño

Algún día el más estúpido de tu pueblo te gritará que eres tonto, hijo de puta o maricón. Algún día comprenderás que aquí no tienes nada que hacer. Que por mucho que te empeñes siempre te considerarán un bicho raro, algo extraño y ajenos a ellos. Y yo me pregunto: ¿Por qué empeñarse en un intento tan vano?


Desde hace muchos años alguien dijo que nadie puede ser profeta en su tierra .¿Porque te empeñas poeta de kilo y cuarto en ser la excepción?. ¿Porque deseas que lean tu paisanos las palabras que desgranas?.No sabes que esas palabras nunca van a germinar en  la tierra no abonada para el que paisano la surcó .No sabes que su pequeña y local opinión no es más importante que la del resto del mundo.

Si eres forastero porque eres forastero.Si eres de la tierra porque eres muy cercano. ¿Cuanto homenajes se hicieron a los extraños?. Solo porque no sabían de donde provenían  ¡.Que triste quedamos los que nacimos cerca del gran río ! .De ese Betis,de vez en cuando,traidor

Por eso prefiero emigrar a otro cauce que me acoja ,que no cuente ,ni murmulle mis avatares. Que al fin y al cabo emane agua como tú, Guadalquivir. Y que ose y se atreva alguna vez a leer mis palabras y a vislumbrar mis sueños en imágenes plasmadas en decenas de pinturas .Que tenga al menos el interés de saber lo que sueño y deseo. Que  no sea como tu anodina cepa de indiferencia a los pies de esa sierra de bandoleros que siempre han pretendido ignora a algunos de sus hijos que aunque tú no quieras, te quieren. Incluso en la distancia





sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Ea! . ¡Ya tenemos los camellos en los Parasoles!

Pues eso,


aunque me temo que los burros llegaron antes


domingo, 18 de diciembre de 2011

Otros graffitis


 
Últimamente en Sevilla se ha extendido una costumbre que la encuentro muy renovadora y estética.

Anteriormente los cierres de los establecimientos comerciales aparecían de esta manera





Pocos atractivos, faltos de imaginación y feo y descompositivamente decorados. Se ve que sus dueños hartos de tantos garabatos nocturno. Y viendo que esta plaga era inevitable. Se han dicho: “Si no puedes vencerlos, únete a ellos”.

Y eso han hecho, contratar buenos graffiteros que les decoren con estilo el cierre de su tiendas, e incluso dejen explícitamente claro a qué se dedica cada local. Y de paso que estos trabajadores de la pintura consigan un trabajito, a base, de su buen arte. A veces, con una buena imaginación se pueden crear algunos empleos. Lo fácil es restringuir y obligar a los demás a que se aprieten el cinturón

Como esto de los cierres siga así va hacer una gozada darse una vuelta por Sevilla, cuando sus tiendas hayan cerrado.

Y si no, vean los siguientes ejemplos de un magnífico arte urbano.



Por cierto, si quieren ver estos estupendos ejemplo, os diré que permanecen en los alrededores de la Puerta Osarío. ¡Vaya nombrecito!. En Sevilla capital



¿Por cierto cuantas tiendas hay en otro lugares que no sea Sevilla exclusivamentes dedicadas a los nazarenos?

sábado, 10 de diciembre de 2011

Por ahora voy ganando la guerra ( como dejar de fumar, parte última, al menos eso espero)

Sería sobre mayo cuando había recuperado mi nivel de nicotina habitual, aproximadamente un paquete diario. Me encontraba a punto de sucumbir, de rendirme para siempre en esta guerra, pero me reanimó, en esta ocasión, el ser práctico.


Pensé que si al fin y al cabo tenía pagado dos intentos más de dejar de fumar por hipnosis. ¿Por qué habría de desaprovecharlo? . A los pocos días le puse a la psicóloga un mensaje solicitándole de nuevo consulta. Yo no sé si fue porque cuando se paga por adelantado, el servicio, “incomprensiblemente “baja de calidad, o porque a veces internet no funciona bien. El caso es que no recibí respuesta. Podría haberme rendido, pero yo para esto soy muy mío. ¿Que no me escuchas? ¡Pues toma grito!

O sea que volví a enviarle un email una y otra vez. La verdad es que ya me encontraba bastante mosqueadillo. Comencé a recordarle en ese email, que tenía la obligación de asistirme, y parece que fue por ahí donde comenzó a rendirse. Me enviaba citas con días imposibles de acudir, y yo erre que erre. Tras esto volví a intentarlo por el móvil. Y aunque la fecha y la hora que me dio era más para dormir la siesta que para estar desfilando por un pueblo andaluz, yo acepte. Era el 22 de julio a las cuatro de la tarde. ¡Toma fresquito!

Y allí me presenté, sudadito pero puntualmente como suelo hacerlo. En honor a la verdad he de decir que me recibió muy cortésmente. Me preguntó cuando había vuelto a fumar y la razón de la causa. Yo le comenté que mi objetivo era ser fumador casual o más bien de fines de semana. Ella me dijo, muy rotundamente, que eso me sería imposible. Para un fumador antiguo y con una dosis alta de nicotina, el abrir el grifo del tabaco es volver a los mismo hábitos, ni un cigarro más y ni un cigarro menos. Por lo visto eso lo tenemos grabado en el disco duro de nuestro cerebro, y una vez se activa no se puede hacer nada para evitarlo. Y aunque esto que me dijo suena a canción, creo que es la clave de la solución: “O todo o nada”. No hay vuelta de hoja.

Ni imitaciones del hábito como cigarrillos mentolados, ni parches de nicotinas, ni menos aún este cigarrillo electrónicos que echa humo. Para ella, esto se tiene que hacer a palo seco. En ese momento a uno le entran ganas de salir cantando por los Chichos, eso que decía así: ¡Ay que dolor, ay que dolor!

Bueno pero ya puesto aquí estamos para echarle dos bemoles. Dos horas más de terapia y hasta ahora.

¿Qué si duele? Pues no. ¿Qué si engordas? Pues sí.

¿Merece la pena? Globalmente creo que sí, pero no te creas ni que te vuelves otro, ni que puedes correr 5 km sin asfixiarte. Yo sigo conviviendo con fumadores, afortunadamente casi no me molesta su presencia. No me he vuelto un histérico antitabaco. Y sigo cogiendo los mismos refriados de siempre. ¿Qué es lo mejor? Que de nuevo he vuelto a poder oler algo tan inmenso y maravilloso como es el mar.

sábado, 3 de diciembre de 2011

La prueba inicial



Últimamente a los profesores al comenzar el curso se nos obliga que hagamos a los alumnos una prueba inicial para saber el nivel que poseen cada uno de ellos en la asignatura que a cada docente imparta. Suelen ser varias preguntas o ejercicios relacionados con el curso anterior donde el alumno cursó sus estudios. Pongamos un ejemplo, en este caso de la asignatura que imparto, educación plástica y visual.


Alguna vez pregunté, que cuantos lados poseía un octógono. Algunos acertaban en sus respuestas. Si, ocho, efectivamente. Otros se confundían, y decían 6, 7 o 5. Pero la respuesta más curiosa que me han dado, es que un octógono puede tener 7 u 8 lado. Tú, al descubrir, esa respuesta, te quedas con cara de expectación. Y piensa en ese hermoso octógono mutante que dependiendo de dios se sabe qué cosa, un día se te aparece con ocho lados y otro con siete. Es como si a una prima tuya de pronto te la encuentras un día paseando por la calle, y de repente descubre que tiene tres piernas. Bueno, procura al menos ese día no preguntarle por las varices, no vaya hacer que su enojo se multiplique en un tercio más.

Ahora si ustedes piensan que este tipo de respuestas no se pueden superar, están ustedes muy equivocados. Y si no atención al caso que ahora os detallo.

Hace tiempo en el primer día de curso comencé a hablar sobre pintores. Pregunté si algún alumno u alumna conocía el nombre del algún pintor reconocido . A casi todos les sonaba el nombre del Picasso, aunque fuera escrito con zeta . Ahora ,si le preguntabas que tipo de pintura realizaba, ya eran menos los que respondían, y los que lo hacían solían decir que era un tío que pintaba cosas raras. En fin, para motivarlos un poco más y ampliar sus conocimientos en este género, les pregunté si recordaban como se llamaban las tortugas Ninjas.

Efectivamente, se sabían perfectamente cómo se las llamaban: Miguel Ángel, Leonardo, Donatello y Rafael. Para sorpresa de ellos les comenté, que esos eran nombre de pintores. Así que por lo tanto ya sabían al menos cinco nombre de artista de la brocha.

A los pocos días, a este mismo grupo, les hice la prueba inicial, y en ella se incluía la pregunta que se definía así: Enumera todos los nombres de pintores que conozcas. Y cuál sería mi sorpresa, al corregir el ejercicio, comprobar que una de las respuestas, decía textualmente: “Picasso y las tortugas Ninjas”. A veces uno no sabe si ampliarles los conocimientos, o mejor dejarlos como están.

sábado, 19 de noviembre de 2011

La primera derrota ( Como dejé de fumar 4ª parte)

Durante cuatro meses solo fumaba los fines de semana. A veces, con tal de no ser un gorrón, compraba un paquete de tabaco, fumaba 3 o 4 cigarro y cuando ya me dirigía hacia mi casa para el descanso nocturno, lo depositaba en la última papelera que me encontraba antes de llegar a mi hogar. En algunas ocasiones, como me daba pena tirar tantos cigarrillos depositaba este casi intacto paquete sobre algún lugar donde podría ser visto por otra persona más necesitada de nicotina.




Así transcurrió casi cuatro meses y yo pienso que la clave de que no fumara más consistía en no tener tabaco en mi casa. ¡Ay pero un día! Un día no tuve fuerza de dejar ese paquete en la última papelera. Pero un día me dije: Bueno, por tener el paquete de tabaco en casa no voy a fumar más. ¡Y ese día comenzó mi derrota!

Al tener tan cerca el vicio, como diría la psicóloga, caí una y otra vez. Cuando me levantaba, allí estaba para mis primeros humos. Tras el desayuno, los siguiente. Si tenía que conducir, me llevaba un par de ellos para el camino. Tras el almuerzo. Para la merienda y ya el colmo del derroche, para cuando escribí en el ordenador.

Y esos 4 o 5 cigarros semanales, se convirtieron poco a poco en 25, después en 45, tras esto en otro y otro número mayor. Aunque aún seguía engañándome en que había dejado de fumar por completo.

Aún me quedaban algunos reductos sin humo. Cuando visitaba a mis padres en su casa. Sentía que debía cumplir la promesa de que no volvería a fumar ante mis progenitores. Pero esta también se derrumbaría. El primer día, casi al amanecer, medio escondido en la azotea de mi casa, como un niño chico, volví a retomar el vicio en casa de mis progenitores. A partir de ese fomento, los cigarros se volvieron a multiplicar, que es la razón matemática que mejor dominan.

Sería mayo, cuando ya había concedido el pleno. Había retornado a la misma cantidad de cigarro que fumaba antes de la hipnosis. Y aquí, si reconocí, que había perdido esta batalla.

Tuve mis dudas, pensé rendirme para siempre de esta guerra. Pero recordé en los momentos en que casi estuve sin fumar, en lo bien que me sentí, en lo bien que olía mi casa. Fui calculador y pensé que aún me quedaba dos intentos más con la psicóloga. Los tenía pagado. ¿Por qué no volver a intentarlo? Era gratis y además durante esta primera batalla en algunos momentos parecía que el vencedor era yo. ¿Y si al final ganaba la guerra?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Paseos edificantes

El pasado sábado realicé una visita turística al cementerio de Sevilla, cosa poco usual, pero recomendable por lo interesante que es el lugar. Estas visitas las convoca un grupo dedicado al turismo por Sevilla capital. Hace dos sábado hice la ruta de la Sevilla del teatro del siglo de oro.


Para realizar la visita guiada, en principio, debes contactar con esta dirección http://www.engranajesculturales.com/web/paseosculturales/

Así reserva la excursión. Por teléfono o mediante correo electrónico. Tras esto te convocan normalmente el sábado por la mañana en un lugar concreto de Sevilla, donde te espera un guía que es el te mostrará la ruta a seguir.

Este sábado fue un poco difícil distinguir cuales eran el grupo que iban a realizar la ruta turística y cuales los deudos de un entierro inmediato. Yo me planté sobre las doce menos cuartos en la puerta del campo santo, mire a un lado y a otro, observe cual de los grupos estaba más triste o más alegre. Pero en ello no encontré diferencia. Lo único que me dedujo cual era el grupo de turista, fue la cantidad de cámaras de fotos que llevaban colgadas esas personas. Por lo que pensé o que últimamente a los humanos nos importa tres pitos las defunciones de otro, o que sabemos disimular muy bien nuestro sentimiento.

En fin, que encontrado el grupo y con él, nuestro guía, nos decidimos a emprender la lúgubre marcha. Antes de nada, el guía nos entregó a algunos de nosotros unos misteriosos sobres negros, dentro de los cuales se encontraba unos de los personajes cuya tumba iríamos a visitar. A mí por cierto, me tocó, Paquirri.

La primera dirección que tomamos fue hacia el cementerio de los que no son católicos. Allí también se encuentran los niños no bautizados, los ateos, que aunque no crean en el cielo en algún lugar tendrán que reposar, y también estaban los excluidos de toda gloria, los malditos por excelencias: Los suicidas. Siempre tendré la duda de estos si son unos grandes valientes o unos terribles cobardes. De todas maneras los pobrecitos, que encima se suponen tuvieron una vida perra, encima también le joden la muerte. A que no adivinan quien? Pues eso. Amén


Al lado de este rebaño tan heterogéneo se encontraba el cementerio de los judíos. No pudimos entrar, pero se vislumbraba las pequeñas piedrecitas que suelen ponerlas sobre sus tumbas. ¿Ustedes saben que cuando se entierra a un judío, todos los que asisten a su funeral deben de echar sobre el ataúd un puñado de tierra con una pala? Y lo más curioso de eso, es que antes de pasarse la pala de uno a otro, esta la deben depositar clavada un rato sobre la tierra, si se pasan la pala de uno a otro inmediatamente por lo visto le dará mala suerte. Supongo que la mala suerte no será repartida también para el muerto, pues el pobre ya bastante tiene con ser ese día el protagonista.

Ahora que lo pienso. Por muy insignificante que sea alguien, siempre en su vida tiene un momento de atención, o más bien dos. El de nacer y el de enterrarte. ¡Menudo afán de protagonismo!

Bueno tras esto recorrimos otras partes del cementerio. Vimos panteones interesante, panteones lúgubre, casi derruidos. Panteones enormes y pomposos y otros olvidados. Por ver vimos hasta panteones casi discotequeros. Hasta en la muerte algunos se pretenden señalar.

Os podría contar mucho más, porque el cementerio de Sevilla tiene leyenda y largo abolengo, pero mejor visitarlo ustedes. Las cosas en vivo son mejores. ¡Je,je!. ¿Cogen la ironía?.

Por cierto, hacerlo como lo hace una amiga mía, lo visita cuando está más deprimida. ¿Para qué? ¿Para irse acostumbrando? No, hombre, no, Lo hace para recordarse lo corta que es la vida, y los sofocones a veces tan tonto que nos llevamos. Mi amiga dice que tras su vuelta del cementerio, ella sale de allí como nueva. Pensando que solo se vive una vez, y no va dejar que una u otro tontería, la prive de ese derecho tan bonito que es tener una buena vida.

sábado, 5 de noviembre de 2011

las comparaciones son odiosas


SIN PALABRAS




gRACIAS A jUAN CAScöN  pOR El eNVIO De LA fOtO

El otro día mientras regresaba del trabajo, una de mis compañeras de automovil, me comentó que para ese día, y hablando del tiempo, se esperaba alerta naranja.
Yo haciendome el graciocillo le repliqu.e : " Pues que yo sepa, aún no ha caido ni una gota de zumo".
Esas son las tonterias del camino: Ni que las hubiera escrito el Yuyu

sábado, 22 de octubre de 2011

¡Cualquiera pasa!



Este mi último descubrimiento fotográfico.
Se me apareció en una céntrica iglesia gaditana. Y desde luego entre el cartel y sobre todo el pedazo de mano que tiene levantada, no cabe duda sobre sus intensiones. ¡Cualquiera se atreve!.
Por cierto. ¿No recuerda el gesto del brazo y la mano derecha a aquella otra  posturita que tuvieron que poner algunas personas  no hace demasiados años?. Ya solo le falta además de impedirnos el paso, que cante el cara al sol.
Yo no conozco al oscuro señor que imparte catequesis en esa parroquia, pero por lo que se puede uno imaginar por su sobrio guardián, me temo que interrumpir sus plegarias nos puede costar una buena regañita, e incluso ir directamente al fuego eterno.

jueves, 13 de octubre de 2011

El primer intento ( como dejar de fumar 3 )



Al día de hoy ya llevo unos dos meses y medio sin fumar. Aunque eso no me ha impedido coger el pedazo de resfriado que tengo ahora mismo. ¿Merece la pena? Globalmente diría que sí, pero no te creas que hace milagros. Si eres un soso, un aburrió y un manio, seguirás siendo la misma persona con humo que sin él. ¡Que sí, que hueles mejor! Pero también huele mejor lo peor, valga la paradoja. Esencialmente dejar de fumar te beneficia en tu economía, en mi caso 1.300 euros aproximadamente al año. También tú y tu ropa suelen oler mejor, bueno siempre con la pequeña ayuda del desodorante, no te obsesionas a las 12 de la noche porque se te acaba el tabaco y otras cosillas que ya comentaré. Si quieres más detalle consulta esta página web de la OCU.
Bueno a lo que iba. Tras la primera hipnosis mi idea, si he de ser sincero, no era dejar de fumar del todo, sino hacerme fumador solamente de fin de semana, como mi amigo Domingo o mi amiga Chelo. Eso quedaba bonito, no fumar ni lunes, ni martes, ni miércoles, ni jueves. Ya el viernes según como se torciera, y el sábado y el domingo por lo menos un par de cigarritos por día. ¡Eso estaba bien! Menudo planazo.

Y así comencé, cuatro diitas sin fumar, y llego el primer examen, la primera cervecita en compañía de fumadores. Yo muy chulito aparecí con un cigarro mentolado, de esos que venden en la farmacia. Así como de pronto, anuncié la buena nueva: “HE DEJADO DE FUMAR”.

Si, si, lo dicho: ¡Que ya no fumo! ¿Pero desde cuando, killo? Por lo de killo se reconoce claramente que yo me encontraba situado en Sevilla, si hubieran dicho picha, esto sería en Cádiz. ¿Van comprendiendo el léxico antropológico andaluz? ¡Pecadores de la pradera!

Yo contesté: “Desde hace cuatro días”. Risitas y el gracioso de turno que se lanza a vociferar: ¡Pero si eso no es na! ¡Pero es que yo voy muy en serio! Le contesto muy firmemente. ¡Quiero ser fumador de finde! Mas risas, ji, ji, ja, ja. ¡Ya lo veréis!

Al ratito ya estábamos sentaitos en un buen velador rodeado de nuestras tapitas y las típicas crucesdelcampo. Y comenzó la hora del humo. Miro a un lado, miro a otro y como casi de incógnito saco un cigarrito del bolsillo de mi camisa.

Por cierto, como cambian los significado de las palabras cuando las describimos en diminutivo. ¿No me digan ustedes que puede hacer el mismo daño un cigarrito que un cigarro?. Un tintito que un tinto, una cervecita que una cerveza. Siempre que vamos de diminutos pretendemos convercer o convencernos. Vamos que si a ti te dicen que a ver si le prestas un dinerito hasta oyes, ahora como te lo digan con todas las letras sales corriendo. Y así vas cayendo en la limosnita, el helaito, el eurito y hasta te atreves a insinuar lo del polvito. Aunque si lo consigues dirás un polvazo. Lo ven. ¡Ven como nos engañan y seducen los diminutivos ¡

En fin, que comencé con un cigarrito que me supo a gloria. Y yo me dije pues tampoco es para tanto, que yo controlo, así que al rato me fumé el otro que tenía preparado para esa noche. Ya con las copitas (lo ven, lo ven) se me antojo otro, pero como no lo tenía planificado lo tuve que pedir. Un día es un día y ya hacía cuatro que no fumaba.

No había estado tan mal, un sábado solo tres cigarritos, cuando antes fumaba treinta tres cigarros. ¿Ven la diferencia entre cigarrito y cigarro? El primero es divertido, inusual y hasta simpático, el otro sobrio, rotundo, saborío y hasta pelmazo.

De esta manera aguanté unos tres fines de semanas. Al cuarto ya fumé el viernes y el domingo también. Bueno tampoco era tanto, 10 o 11 cigarritos a las semanas comparados con los 210 anteriores no estaba mal.

Mientras tanto en las primeras semanas de mi abandono del humo, saciaba mi ansiedad con cientos de asaltos al frigorífico. Combinaba la horchata con las anchoas, el gazpacho con las magdalenas, las galletas con el chorizo. Y así me puse. ¡Redondo como un globo! En un pispas de días cayeron sobre mi cuerpo 8 kilos, que no kilitos. Pero no importaba lo primero, era lo primero. Dejar de fumar. Bueno, por lo menos durante la semanita.

sábado, 1 de octubre de 2011

los muertos mas entretenidos

Las gentes de Cádiz suelen decir que los gaditanos nacen donde les da la gana. Efectivamente, yo conozco muchos gaditanos que han nacido a cientos de kilómetros de la tacita de plata. Yo, mismo, cada vez me siento más gaditano, aunque nací a 200 km de distancia. Por cierto, eso no quiere decir que vaya dejando de ser loreño. No es un traspase de sentimientos. Sino una suma más en mi vida. Sumar, siempre sumar, que es positivo.


En fin, a lo que iba. Que el gaditano nace donde quiere, pero una cosa que no puede hacer. ¡Paradojas de la vida!. Es ser enterrado en su ciudad. En Cádiz no hay cementerio. Por lo menos en funcionamiento. Hace ya casi 20 años que se cerró. Y ahora los gaditanos lo más cercano que pueden ser enterrados es en el cementerio mancomunado de Chiclana o en el de Puerto Real. Hombre, si te quieres quedar más cerca, mejor incinérate y que echen tus restos a La Caleta.

Como decía, el antiguo cementerio mide más o menos como dos campo de futbol, y esta justito al lado de la playa. Y si no fuera porque los que están allí están más seco que la mojama, se les podría decir: “Picha, en que sitio más bueno vive”. Por cierto el cementerio se llama de San José.

En el local que actualmente está situado el cementerio, tienen proyectado un parque con varias fuentes, una extensión verde que dará más alegría a los vecinos que tienen pisos en los alrededores. Pero para que esto ocurra, deben desalojar todas las tumbas, y eso no es un trámite sencillo. Deben encontrar a los familiares de los enterrados, que estos den su autorización, que expresen sus deseo a donde quieren que trasladen los restos, y unos cuantos trámite más. Así que muerto a muerto, te puedes llevar una jarta de años para despejar aquellos. Como verán en la siguiente foto, poco a poco los nichos se van quedando libres.



Pues ya que todo el campo santo se va quedar despejaito, no se le ocurre otra cosa al ayuntamiento de Cádiz, que ponerles al laito una pantalla electrónica, que además de atractivos anuncios, los deleitan con unos videos promocionales fabulosos de la ciudad. Y me digo yo. ¿Quién se va querer mover de un sitio así, al ladito de la playa, recibiendo la brisa marinera y encima con televisión?

En esta siguiente foto vemos la dichosa pantallita peguita a la tapia del cementerio. Por cierto, el ayuntamiento de Cádiz insiste desde ella, que la instalación de este visor nos les cuesta un duro. ¡Faltaría más! Si encima, le está haciendo propaganda a la Coca Cola, al Corte Ingles, etc.



Y para terminar, y seguir insistiendo en lo peculiar que es esta ciudad, os presento esta última foto. Nos representa la puerta principal del cementerio, y a un nota de aquí, no se le ocurre otra cosa que declarar su amor pintando un enorme corazón en la misma puerta de dicho local tan fúnebre. Vamos, a mi me hacen algo así, y yo me acuerdo de todos sus muertos. ¡Ay con perdón!


domingo, 25 de septiembre de 2011

La primera hipnosis (dejar de fumar 2)


Como prometí continúo explicando cómo dejé de fumar. En el anterior capítulo relataba como intente inscribirme en un centro de hipnosis que había en el Aljarafe sevillano. El problema que existía en este centro es que había que esperar unos 5 meses para asistir a consulta. A mí me pareció excesivo el periodo de espera, sobretodo porque seguro que se me quitaban las ganas. Así que me decidí a buscar otro centro, y para ello recurrí a internet.


En esta búsqueda apareció una doctora gaditana, pero que solía acudir un día a la semana a un pueblo de Sevilla cercano a la capital, e incluso era más barata y la terapia era individual, pues la otra la realizaba por grupo. Me pareció bien y concreté una cita para dentro de dos semanas. Mientras tanto me dijo que siguiera mi vida normal, fumando tal como fumaba y sin plantearme nada más.

Pasadas las dos semanas acudí a la consulta. Era una chica de unos 40 años, agradable y con bastante desparpajo. Tras entrar en la consulta, me hizo sentarme frente a ella. A partir de aquí comenzó el tratamiento. A lo primero que se dedicó la doctora fue a entrevistarme para saber cuántos cigarros fumaba al día, donde solía fumar más a menudo, cual era la razón por la que fumaba, desde cuando la hacía y algunas cuestiones más de ese tipo. Tras esto me explicó que a continuación pasaríamos a la hipnosis, pero antes me recomendó que saliera a la calle a fumarme mi último cigarro.

Esto lo hice inmediatamente, pues si de algo tenía ganas, era de fumar. Me fumé este cigarro con un ansia desesperada, hasta no dejar un solo milímetro sin encender. Pero en el fondo no me creía que fuera el último pitillo de mi vida.

Volví a penetrar en la consulta y esta vez la doctora me indicó que me tumbara sobre una camilla. Tras estar tumbado me recomendó que juntaras las manos y pusiera los brazos en vertical. Poco a poco, ella con voz suave comenzó a contar. A hablar con una voz melosa, como si fuera otra persona. He de reconocer que en el fondo me provocaba risa.

A los pocos segundos, conecto un reloj el cual tenía muy marcado el paso de los segundo. Tic-tac, tic-tac. A todo esto, la doctora con su voz melosa, exclamando: ¡Reláaajate, reláaajate! Tal como lo escribo, acentuando mucho la a. Aunque yo poco a poco me iba relajando y bajando los brazos, aún no se me terminaba de ir la risa interior. Hasta tal punto que me preguntaba que si no estaba haciendo el gilipolla allí.

Tras un cuarto de hora de relaaajate, relaaajate. La doctora se acercó hacia mí y me iluminó con una pequeña linterna. ¡Mírala fijamente! Me dijo. Y vuelta al relaajate, relaaajate.

Así, hasta casi una hora, Y yo en el fondo pensando en mi cartera, pues la había dejado en el chaquetón que tenía en otra silla, y no vaya a ser que con tanto relajo la doctora aproveche la ocasión para arrimarse algo de pasta. ¡Que mal pensado! Pero que le vamos hacer si no se me quitaba eso de la cabeza.

Cuando ya la doctora creyó que estaba relajado, comenzó a hablarme del tabaco.

Decía más o menos así: ¡Has decidido dejar de fumar y lo vas a conseguir! ¡El tabaco es un vicio asqueroso (aquí me entraba la risa)! ¡No quieres oler mas como un cenicero! Vaya como se estaba poniendo la cosa.

¡El tabaco es muy perjudicial para la salud! ¡Ese vicio asqueroso lo vas a abandonar (otra vez la risa)! Así, una y otra vez. Vamos que entraba ganas de decirle: ¿No es usted un poco pesadita? Tras una media hora con esta tarara, por fin decidió terminar la sesión. Supongo que me deshipnotiza y ya está. Ya no eres fumador. ¡Bueno si tú lo dices! Me dije para mí.

En fin, le pagué, esta vez unos 180 euros. Por cierto con estos 180, tenía derecho a dos sesiones más, por si fallaban las anteriores, siempre mientras fueran dentro de un periodo de un año. Tras pagarle me despedí, ella me dijo que dentro de un par de día me llamaría por teléfono a ver cómo iba todo. Tomé dirección hasta mi automóvil y en el camino tiré mi último paquete de tabaco. Por lo menos en teoría.

Con esto acabo el segundo relato de cómo dejé de fumar. Ya continuaré, no lo voy a dejar a medias. Lo que sí quiero aclarar, porque casi todo el mundo me lo pregunta, es que en esta hipnosis, al menos, no te duermen del todo, y por supuesto, no duele, ni nada de eso. ¡Ah! ¿Qué si funciona? Yo, por lo menos, en el día de hoy llevo dos meses sin fumar. Pero como verán en los próximos capítulos todo no fue tan fácil.

sábado, 17 de septiembre de 2011

cuidado con las nuevas tecnologías


Ayer me llamó por teléfono un antiguo compañero de trabajo, y me estuvo comentando una anécdota que me pareció sumamente simpática y que demuestra que los nuevos avances de las ciencias no solo nos ayudan a evolucionar, sino que también nos pueden meter en algún que otro problemilla de comunicación.


El buen hombre comenzó por relatarme lo contento que estaba en su nuevo centro, lo simpático que eran sus nuevos compañeros y lo hermoso que era el lugar. También me comentó que ya comparte el coche con otro compañero, para poder trasladarse de su lugar de residencia a su lugar de trabajo.

Precisamente la anécdota que os voy a contar surgió cuando se encontraba al volante de su coche y con la compañía de su camarada de automóvil. Resulta, que como tenía poca gasolina decidió pararse en una estación de servicio para repostar. Anteriormente de llegar a este lugar había oído que a su móvil había llegado un mensaje de texto .

Aprovechando este momento de parada decidió leer el mensaje. Y cuál sería su sorpresa al comprobar que el texto más o menos era así:”Agáchate, que te voy a limpiar el culo”.

Su expresión cambió de momento, pero como tenía prisa no pudo ver con detalle quien le había enviado el mensaje. Sentado delante del volante y dispuesto a regresar a su casa le comento a su compañero: “He recibido un mensaje algo extraño en el móvil”. Viendo que el otro no le hacía demasiado caso, pues tenía más sueño que ganas de hablar, decidió no continuar la conversación. Aunque eso no le impidió que mientras conducía se dedicara a pensar quien le habría podido enviar ese grosero texto.

Como mi compañero era tan susceptible lo primero que pensó que había sido uno de los compañeros del centro nuevo, pues esa misma mañana habían anotado todos los profesores en una ficha los números de sus teléfono, ficha que estaba a la vista de todo. El disgustado conductor pensó: ¡Ea, ya me ha cogido manía alguien en el centro nuevo!

Como todavía quedaba unos cuantos kilómetros hasta su lugar de residencia todavía le dio por pensar en otras posibilidades. Que si había sido una antiguo compañero del grupo de teatro, que si había podido ser un viejo alumno, etc.

Tras varios largos kilómetro por fin llegó a su casa. Ahora completamente solo y con tranquilidad leería con detalle el mensaje. Este textualmente decía así: “Esta todo. Mira___.Esta. Agáchate que te voy a limpiar el culito __________que no “.

¡Vaya tela de mensaje! Y la sorpresa fue aun más mayúscula cuando vio quien se lo había enviado. El número lo delataba claramente. Era uno de sus mejores amigos.

Este dato por una parte le tranquilizó y por otra le preocupó. Desde luego este texto no era propio de su amigo. Pensó que quizás se hubiera enfadado con él por algún motivo, o lo más seguro que algún alumno le hubiera cogido el móvil a su amigo y hubiera escrito el mensaje. Lo mejor de todas maneras para resolver las dudas era llamar a su amigo y así lo hizo.

Tras varios toques de llamada al otro lado del teléfono apareció la voz inconfundible de su colega. Inmediatamente se dirigió a él con estas palas. ¡Oye tú!. ¿Pero tú qué tipo de mensajes me envías?. ¿Qué te pasa hoy? ¿Estas borracho o qué?

El amigo con estas palabras también se vio sorprendido, tras esto nuestro protagonista le narró el suceso y le transcribió el texto palabra, por palabra.

¡Pero si yo ni te he llamado!. Le dijo su amigo. Tras continuar charlando, el que había enviado el mensaje comprobó en su celular que efectivamente si lo había realizado.

Por lo visto a esa misma hora había acudido a recoger a su pequeña hija, una simpática y guapa niñita oriental, a la guardería, y mientras hacía esto a la niña le surgió una imperiosa necesidad de cagar, con tan mala suerte que mientras le decía que le iba a limpiar el culo, un dispositivo extraño de su móvil se había activado, convirtiendo la conversación en texto y enviándola a la última persona con quien había hablado.

La suerte que tuvo el chaval es que al fin y al cabo se la mandó a alguien de confianza. Pues figuraros lo que hubiera sucedido si ese mismo mensaje es enviado a su jefe. En fin tener cuidado con las nuevas tecnología porque os puede meter en una buena cagada

sábado, 10 de septiembre de 2011

Réquiem por una foto (dejar de fumar 1)



Hace más de un año, charlando con mi amiga Natalia, me comentó que se encontraba desanimada porque una compañera de trabajo había vuelto a fumar. ¿Cómo que había vuelto a fumar? ¿Y antes? Por lo visto la muchacha años antes, en concreto tres, se había sometido a un tratamiento de hipnosis para dejar esta costumbre, y hasta entonces lo había conseguido. Para mi amiga su compañera era una heroína, y por eso ahora todo su mito se había derrumbado.


Profundizando más en el tema, me comento que la chica acudió a un tratamiento de hipnosis, y mediante una charla dejó automáticamente de fumar. Sin ningún tipo de ansiedad con respecto al tabaco continuó su vida durante ese tiempo. Hasta que un momento determinado decidió fumarse un cigarrito, y tras este, en los días sucesivos vinieron otros y otros, hasta conseguir la misma cantidad de consumo que en años anteriores.

A pesar de que mi amiga estuviera desanimada por la actitud de su compañera, para mi aquella historia me pareció el triunfo de un batalla enorme, batalla que no guerra. Estar tres años sin fumar suponía bastante tiempo de salud.

Le pregunte cuanto le había costado el tratamiento. Y me que contestó que unos 200 euros, en un centro del Aljarafe de Sevilla. Inmediatamente comencé a ejercer de calculadora. Me dije, tú te fumas alrededor de un paquete de tabaco al día, que aproximadamente cuesta unos 3 euros 25, por lo tanto esto multiplicado por 365 días al año, si es bisiesto un paquete más. En total son, y ahora voy por la calculadora, unos 1.186,25 euros. Que traducido a ilusión podría ser un buen viaje a Cuba o una estupenda máquina de fotos. A demás esta cifra había que multiplicarla por tres, pues tres son en los años que dejó de fumar. En total se había gastado en ese tiempo 3558,75 euros, más de medio millón de las antiguas pesetas. ¡Que barbaridad! ¿No? ¡Cuánto dinero desperdiciado en humo !.

Para ser exacto a ese dinero habría que restarle 200 euros que es lo que le costó el tratamiento, o sea, quedarían de superávit 3358,75 euros. ¿Y esto había sido una derrota? Pues que derrota más dulce. Además habría que añadir los beneficios para la salud, la ventaja de no tenerte que salir del bar a la calle para fumar, la mala prensa que esto tiene y que te digan que besarte es como hacerlo a un cenicero lleno de colillas.

Pues con todos estos datos, yo me dije tengo que intentarlo. Creo que merece la pena, aunque la verdad no me lo creo, no me creo que con una charlita yo deje un vicio en que llevo atrapado más de 30 años. ¿Y la foto del blog? La tendré que cambiar. Aquí parezco más intelectual. Bueno antes debo aclarar que la foto que encabeza esta entrada es que tenía yo colocada como presentación de mi imagen desde que comencé a realizar el blog, hace dos años.

En fin, abandonemos la estética y vayamos a la economía, que para eso estamos en crisis. Y si hay que cambiar la foto se cambia, se echan dos bemoles y pa delante, además esa foto es de hace dos años y yo he cambiado, aunque no sé si a mejor, je, je.

En fin que me propuse conseguir este reto. Aunque como esta entrada ha sido muy larga y también es bueno dejar algo de suspense. Mientras ustedes se lo piensan lo de dejar de fumar, yo me dedicaré a escribir las siguientes partes de esta historia. Hasta pronto

martes, 30 de agosto de 2011

el ocurrente nombre de las cosas

Hace pocos días he vuelto de Cantabría. Y como buen curioso iba dispuesto a fotografiar todo lo imaginable. Sobre todo monumuentos, puesta de sol, esos paisajes verdes que tanta fama tienen y aquellos inolvidables acantilados. Con el paso de los días, llegué a la conclución que me interesaba más como vívia las gentes que donde vivían.
Así que comencé a retratar los escaparates de las tiendas donde estos comprabas y me encontré estas sorprendentes imágenes.
En una sola tienda se puede encontrar estos sugerentes productos de confiterías. Cojones anticristo, dulces orgasmos, chochitos ricos y dulces de las tres mentiras .Casi nada, y eso que yo creía que los del norte no tenían sentido del humor.
Y si aún te parece que se han quedado corto,pues para acompañar a estos manjares, tenemos lo que nos presenta la siguiente foto.
Un orujo llamado Hijoputa y para finalizar otro licor titulado sin ningún pudor : "Que te den por culo" A partir de estos descubriumientos he decidido hacer una colección de curiosidades de la vida. Pongamo por ejemplo, lo comemos, bebemos, carteles curiosos,etc. Ya estoy cansado de imágenes de antiguas catedrales sin alegría ninguna, prefiero muestras de vida, aunque sean una grosería.

lunes, 15 de agosto de 2011

Por los cielos de Sevilla


Si hay un lugar en Sevilla en estos tiempos de calor donde es fácil soñar hasta alta horas de la noche, disfrutar contemplando una hermosa vista y casi recorrer su cielo.

 Es aquí en los Parasoles de la Encarnación. Hasta las dos de la mañana.


Con otra visión de la Giralda





. ¡Que sí, que costaron un montón! Pero bueno ya construido: ¿ Que vamos a hacer ?. No seamos rencorosos con la belleza.

jueves, 11 de agosto de 2011

Un paseo por mi barrio




Después de varios días he decidido, bueno casi me han obligado, volverme de la casa de mis padres en Lora a la de Sevilla. ¿Qué quien me ha obligado? Pues los albañiles, los carpinteros, los fontaneros, los herreros y hasta los pintores que en estos días transcurren por los habitáculos de mis padres. Vas a echarte una siesta, y te encuentras en tu cuarto dos albañiles, que quieres orinar, pues nada en el cuarto de baño hay un fontanero arreglando un bidel, y así sucesivamente. La familia hemos escogido como refugio el salón principal, pero que te apuestas que dentro de poco nos invaden.


¿Qué porque hay tantos obreros en la casa de mis padres? Por la sencilla razón de que en Lora llevamos dos años de diluvio universal, y de tanta agua a los techos ya le cuelgan estalactitas de cal. No veas cómo estaba el cuarto de mi madre, parecía una réplica de las grutas de las maravillas de Aracena.

En fin que huyendo del jolgorio me decidí a regresar a Sevilla, a pesar del calor. Lo primero que me encuentro al ingresar en la cochera del bloque, es al monstruo blanco. Si, si al monstruo. No es que allí habiten seres extraños y mitológicos. Para mi monstruo, significa actualmente, coche enorme, sin utilidad concreta, que se suele usar para destacar de forma rotunda. Mi vecino de cochera tiene dos. Uno negro y otro blanco. Cada vez que los veo se me revuelve la sangre. Y es que me tengo que llevar media hora para poder aparcar.

Tras esto subo al piso, deposito la maleta y tras esto me marcho a comprar el periódico. En el camino hasta el kiosco lo primero que descubro es una sorprendente oferta de trabajo. Textualmente dice:” Le vaciamos su piso”. Y bajo esta enigmática frase aparecen escritos varios números de teléfono. Yo he supuesto que será una empresa que ofrece servicio de mudanza. Pero no fuera que el cartel expresara esto de forma textural yo por si acaso no llamaría a esta empresa. Que te desploman el piso, desde luego no podrías quejarte. Ellos afirmarían, con toda la razón: Ya te lo habíamos dicho.

Aunque para chorizo, los de la tiendas de compro oro, en un recorrido de unos 500 metros me habré encontrado como unas cinco. ¡Que peste a charcutería!

En fin, menos mal que ya mismo me marcho a pasar unos días a Cantabria. ¡Por fin, voy a viajar este verano! Aunque últimamente como dudo de casi todo, me pregunto que hasta si viajar es bueno. Por lo pronto me acuerdo de la madre de un amigo mío, que cada vez que un concurso de la tele a algún participante le tocaba un viaje, solo se le ocurría decir: ¡Que mala suerte ha tenido el pobrecito!

jueves, 4 de agosto de 2011

¡ Ay que cruz !


Ayer por la mañana, bastante tempranito, decidí darme una vuelta por el paseo marítimo de la playa gaditana de la Victoria. Me gusta ver como las máquina limpian la arena hasta dejarla impoluta, como decenas de jubilados se transformar en atletas del maratón al ladito de la orilla del mar, y sobre todo me encanta reconocer que comienza un hermoso día.


Paseando, paseando logré encontrar varios carteles como el de la fotografía donde se anunciaban las normas para la barbacoa del Carranza. ¿Qué qué es esto? Pues bien, ahora mismo se lo explico. Mientras que en el campo del futbol se juega la final del trofeo Carranza , muchas otras personas, miles de estas se dedican a ocupar kilómetros de la playa cercana haciendo barbacoas. Toda la rivera es una enorme cocina, con olor a filetitos, pescaditos, etc. Lo peor de todo es como dejan la playa, tras 6 o 7 horas de juerga y banquete. Yo creo que el desembarco de Normandía dejaba mejor imagen que la que consiguen dar estos improvisados comensales. Al menos en el primer lugar se vería menos carne asada que en este último, y eso que en Normandía los frieron bien.

Bueno, pues para que esto no suceda, al ayuntamiento de Cádiz se le ha ocurrido poner unos cartelitos avisando de las normas que se debe seguir para estar en la playa. Si nos fijamos en la segunda señal por la izquierda, podemos descubrir un original icono. Exclusivo e imaginativo al máximo. ¡Gaditano cien por cien ¡. ¿Qué qué es? Pues un sofá con una cruz en lo alto.



¿Pero esto que significa Dios mío? ¿Qué está prohibido quedarse dormido en el sofá mientras uno ve el “Sálvame” en la tv? ¿Qué no se puede hacer la quiniela sentado en el citado mueble o que el sofá tiene unos muelles que como se te claven entonces sí que tendrás una cruz? Menos mal que al lado de la original señalita, te especifica. No traiga muebles.

Y aunque al lector le parezca extraño, yo he visto en la playa tras un día de barbacoa en el Carranza, numerosos “sofales” de los más horribles estampados, sillas de eneas, de plásticos, butacas de la abuela y hasta muebles bar. ¡Que no, que no exagero! ¿O si no porque el ayuntamiento iba a poner la curiosa señal?.

Claro que para cruz, fue lo que me cobraron ayer en un bar del mismo paseo, en un local nuevo instalado junto al hotel Victoria. Por un café descafeinado con leche, un mollete de pan con mantequilla y jamón. ¡Digo jamón y no diamantes! . La desorbitada cantidad de 5,40 euros. Mi prima de riesgo hasta entonces en este desayuno había llegado solo hasta el 3,60. Lo de ayer sí que es un abuso del mercado.

Yo me lo veía venir, nada más cuando me senté allí. Local casi vacío, tío con cara de malange y ya está todo dicho. Para probar me dije, por eso de que uno es algo masoca, voy a darle un billetito de 10 euro y no le voy a preguntar cuanto es. Efectivamente, se sirvió a su antojo. Seguro que si le pregunto antes cuanto es, nada mas por no tener que mirarme a los ojos seguros que no me cobra eso. ¡Como se aprovechó el cobarde de billetocracia!

De todas maneras este fenómeno de cobra en excepto se está extendiendo este verano en el paseo marítimo de mi playa de forma generalizada.¿ Porque si no, vamos a ver me sucedido ya varias veces?.

. Yo tengo unas amigas que cuando salen de cerveza al rato de tomarse algunas de más, les da por decir que quieren tomar algo de chupar. Lo primero que haces tú es ruborizarte y mirar hacia el cielo, como dando las gracias. Pero luego te das cuenta que lo que realmente les apeteces es tomar unas gambitas. ¡Ahhhhhhhhhhhh!. Quilla pues empieza por aclararlo primero.

En fin, que tras insistí tanto, terminamos sentados en las mesas de un cocedero de marisco del citado paseo. En principio pedimos las gambas, tras esto varias cervezas y algo más. Cuando nos llegó la cuenta los chupaos éramos nosotros. ¿A que no saben a cuanto nos cobraron el platito de gambas, que no tendría más de 14 unidades? Pues a 27 eurakos. ¡Vamos que lo digo en vasco y to! ¡Que barbaridad picha! Y el nota del camarero que si eran gambas blancas, que si eran de Huelva. ¿De Huelva?, De Huelva era una de mis amigas chupóptera, en concreto de Isla Cristina, y si que estaba blanca pero porque aun no había tomado el sol, pero no por eso la pobre muchacha va abusando de los demás. Así se van a quedar, que no va haber quien Vuelva.

jueves, 28 de julio de 2011

la Vespa

Continuando con el capítulo anterior, os podría decir que después de dormir en la discoteca, nuestras dos protagonistas tuvieron que marcharse de ella cuando llegaron las señoras de la limpieza al local. Otra vez a la calle y con poquita ropa y eso que era febrero. Con su inseparable compañera, el hambre, recorrieron de una punta a otra las calles gaditanas. Ya casi con el ocaso y los pies muy derrotados tuvieron la suerte de encontrar un paisano, que estaba haciendo la mili en la cercana San Fernando. Aunque el chaval no poseía gran riqueza al menos pudo proporcionarle un bocadillo a cada una, mas unas cuantas botellas de cerveza, El estómago y el ánimo se fue avivando, tanto que al pobre soldadito casi se le olvida volver a tiempo a su cuartel. De pronto tendría que trasladarse al pueblo cercano, y los trenes y los autobuses habían terminado su jornada.


Al momento les comunico a nuestras amigas que iba por una Vespa. ¿Por una Vespa? ¿Y de dónde vas a sacar tú ahora una? Al soldado le faltó tiempo para demostrar de donde saldría la ansiada moto. A la primera que vio la hizo funcionar al momento, tras hacerle un montaje de gánster especializado. Ambas muchachas se mostraban sorprendidas, pero él le replicó que no se preocuparan que más tarde devolvería la moto a su lugar de origen. ¿Más tarde? ¿Cuando?

¿Para qué haría esa pregunta? Se preguntaba una de las protagonistas. El ágil soldado había previsto llegar con la Vespa al cuartel, y tras entrar en él, una de las dos amigas devolviera la Vespa a su lugar de origen. ¿Pero si no sabemos conducir una moto? Le replicaron las dos amigas. No importan, le contestó el militar, esto se aprende muy fácil.

Al rato ya estaba el soldado camino de San Fernando llevando de paquete a una de las amigas. Antes de entrar en el cuartel, le dio a esta unas pequeñas nociones de conducción y la abandonó a su destino de motera primeriza.

Esta, decidió regresar a Cádiz para reencontrase con su amiga y colocar la Vespa en su lugar de origen, antes de que el dueño se diera cuenta de su secuestro. Pero cuál sería su desilusión al comprobar que la amiga ya no se encontraba en aquel lugar. Llevada por su frustración y por su seguridad de motera, decidió recorrerse la ciudad a lomo de su nueva cabalgadura para buscar a su amiga. Así se llevó casi toda la madrugada. Vespa para arriba, Vespa para abajo.

Ya casi rayando el alba, su intuición la llevó a la estación de trenes. Efectivamente, allí se encontraba su amiga. Ricamente sentada en un velador de un bar y acompañada por el revisor del tren, que gentilmente le ofrecía un reconstituyente cafelito acompañado de la no menos sabrosa tostada. Esta había convencido al revisor no solo para que la invitara, e incluso para que la dejara montar en el tren gratis hasta Sevilla. El revisor al ver que tendría que ser otra más la viajera, se negó rotundamente. Lo que sí hizo que al unisonó las dos amigas le gritaran: O las dos o ninguna.

Pues más bien fue lo segundo. Eso pasa por hablar más de la cuenta. De todas maneras contaban con otra solución. La Vespa.

Al rato, ambas se encontraban ya sobre el puente Carranza camino de Sevilla. Como no eran muy duchas en tráfico, a continuación se introdujeron en la autopista de peaje entre ambas capitales andaluza, cosa que estaba terminantemente prohibida para una motocicleta. Pero aún así, ahora se encontraban felices, con sus melenas lanzadas al viento, cual anuncio de champú, desfilaban cantarinamente hacia Sevilla, aunque en el fondo de su alma presentían que algo se les había olvidado.

El presente vino a recordárselo. Las motocicletas no funcionan con aire, sino con gasolina, y eso es precisamente lo que les faltó para alcanzar su objetivo. La moto se quedo prácticamente inmóvil cuando aún faltaban unos 60 km para la capital. Tras abandonar la Vespa se dedicaron a recorrer la autopista en busca de algún conductor que socorriera a dos desangeladas autoestopista. Cuando ya el cansancio, la sed y el hambre hacían su estrago, con los pies de las muchachas casi se salían de los zapatos por el régimen tan duro de comida que habían llevado, vino a socorrerlas un camionero.

Una de ellas se sentó en el camión al lado de este, la otra que apenas había dormido se recostó en la parte trasera de la cabina y al poco rato se quedo dormida. Al cabo de un tiempo esta despertó alertada por la discusión entre su amiga y el conductor. Este volvía a insistí una y otra vez. ¡O me la haces tú o me la haces tu amiga!

Al poco rato estaban ambas de nuevo pisando el asfalto. Menos mal que ya solo quedaba 3 km para la capital de Andalucía. A partir de entonces comprendieron que antes de ir a algún lugar hay que informarse y que el hambre es tan viva, que te ensaña hasta conducir motos. Vamos que el hambre va a lo loco y sin frenos.



Continuando con el capítulo anterior, os podría decir que después de dormir en la discoteca, nuestras dos protagonistas tuvieron que marcharse de ella cuando llegaron las señoras de la limpieza al local. Otra vez a la calle y con poquita ropa y eso que era febrero. Con su inseparable compañera, el hambre, recorrieron de una punta a otra las calles gaditanas. Ya casi con el ocaso y los pies muy derrotados tuvieron la suerte de encontrar un paisano, que estaba haciendo la mili en la cercana San Fernando. Aunque el chaval no poseía gran riqueza al menos pudo proporcionarle un bocadillo a cada una, mas unas cuantas botellas de cerveza, El estómago y el ánimo se fue avivando, tanto que al pobre soldadito casi se le olvida volver a tiempo a su cuartel. De pronto tendría que trasladarse al pueblo cercano, y los trenes y los autobuses habían terminado su jornada.


Al momento les comunico a nuestras amigas que iba por una Vespa. ¿Por una Vespa? ¿Y de dónde vas a sacar tú ahora una? Al soldado le faltó tiempo para demostrar de donde saldría la ansiada moto. A la primera que vio la hizo funcionar al momento, tras hacerle un montaje de gánster especializado. Ambas muchachas se mostraban sorprendidas, pero él le replicó que no se preocuparan que más tarde devolvería la moto a su lugar de origen. ¿Más tarde? ¿Cuando?

¿Para qué haría esa pregunta? Se preguntaba una de las protagonistas. El ágil soldado había previsto llegar con la Vespa al cuartel, y tras entrar en él, una de las dos amigas devolviera la Vespa a su lugar de origen. ¿Pero si no sabemos conducir una moto? Le replicaron las dos amigas. No importan, le contestó el militar, esto se aprende muy fácil.

Al rato ya estaba el soldado camino de San Fernando llevando de paquete a una de las amigas. Antes de entrar en el cuartel, le dio a esta unas pequeñas nociones de conducción y la abandonó a su destino de motera primeriza.

Esta, decidió regresar a Cádiz para reencontrase con su amiga y colocar la Vespa en su lugar de origen, antes de que el dueño se diera cuenta de su secuestro. Pero cuál sería su desilusión al comprobar que la amiga ya no se encontraba en aquel lugar. Llevada por su frustración y por su seguridad de motera, decidió recorrerse la ciudad a lomo de su nueva cabalgadura para buscar a su amiga. Así se llevó casi toda la madrugada. Vespa para arriba, Vespa para abajo.

Ya casi rayando el alba, su intuición la llevó a la estación de trenes. Efectivamente, allí se encontraba su amiga. Ricamente sentada en un velador de un bar y acompañada por el revisor del tren, que gentilmente le ofrecía un reconstituyente cafelito acompañado de la no menos sabrosa tostada. Esta había convencido al revisor no solo para que la invitara, e incluso para que la dejara montar en el tren gratis hasta Sevilla. El revisor al ver que tendría que ser otra más la viajera, se negó rotundamente. Lo que sí hizo que al unisonó las dos amigas le gritaran: O las dos o ninguna.

Pues más bien fue lo segundo. Eso pasa por hablar más de la cuenta. De todas maneras contaban con otra solución. La Vespa.

Al rato, ambas se encontraban ya sobre el puente Carranza camino de Sevilla. Como no eran muy duchas en tráfico, a continuación se introdujeron en la autopista de peaje entre ambas capitales andaluza, cosa que estaba terminantemente prohibida para una motocicleta. Pero aún así, ahora se encontraban felices, con sus melenas lanzadas al viento, cual anuncio de champú, desfilaban cantarinamente hacia Sevilla, aunque en el fondo de su alma presentían que algo se les había olvidado.

El presente vino a recordárselo. Las motocicletas no funcionan con aire, sino con gasolina, y eso es precisamente lo que les faltó para alcanzar su objetivo. La moto se quedo prácticamente inmóvil cuando aún faltaban unos 60 km para la capital. Tras abandonar la Vespa se dedicaron a recorrer la autopista en busca de algún conductor que socorriera a dos desangeladas autoestopista. Cuando ya el cansancio, la sed y el hambre hacían su estrago, con los pies de las muchachas casi se salían de los zapatos por el régimen tan duro de comida que habían llevado, vino a socorrerlas un camionero.

Una de ellas se sentó en el camión al lado de este, la otra que apenas había dormido se recostó en la parte trasera de la cabina y al poco rato se quedo dormida. Al cabo de un tiempo esta despertó alertada por la discusión entre su amiga y el conductor. Este volvía a insistí una y otra vez. ¡O me la haces tú o me la haces tu amiga!

Al poco rato estaban ambas de nuevo pisando el asfalto. Menos mal que ya solo quedaba 3 km para la capital de Andalucía. A partir de entonces comprendieron que antes de ir a algún lugar hay que informarse y que el hambre es tan viva, que te ensaña hasta conducir motos. Vamos que el hambre va a lo loco y sin frenos.

domingo, 24 de julio de 2011

la tortilla


A veces escuchas historias tan divertidas, tan originales e increíbles que te produce un cierto respeto trasladarlas a papel y que no conserven la frescura y la gracia con la cual la oíste. Una de ellas, o por lo menos para mí me lo parece, es esta que os voy a relatar a continuación.


Continuaré con las protagonistas del anterior relato. Dos chicas, de aproximadamente unos 20 años, sin un trozo de pan que llevarse a la boca, porque son estudiantes con reducidos medios y con muchas ganas de disfrutar. Sería sobre un mes de febrero, alrededor del año 90.

Antes debo aclarar, que la mayoría de las personas que ven retransmitida por la televisión el concurso de coplas del carnaval de Cádiz, se creen que las calles de la capital gaditana en esos días se encuentran repleta de colorido y de gentes disfrazadas con unas enormes ganas de divertirse, realmente en esos momentos no hay absolutamente nadie en calle, porque casi todos los gaditanos están viendo el concurso muy a gusto en sentados en el sofalito de su casa, y porque aún no ha comenzado el carnaval.

Pues bien, mis ingenuas amigas pensaron que Cádiz rebosaba alegría en sus plazas y calles, y aunque no tenían dinero nada más que para el billete de ida entre Sevilla y la Tacita de plata, pensaron que al ser los gaditanos por naturaleza generosos, habitando entre ellos, no les faltaría de nada. Y en esta aventura se embarcaron, sin apenas ropa, a pesar de ser febrero, y sin aún menos dinero.

Cuál sería su desilusión al llegar a Cádiz, y no encontrar a casi nadie por las calles. Tras confirmarle la mala noticia de que aún no había comenzado la fiesta el único picha que paseaba por sus avenidas, no tuvieron otra ocurrencia que recorrer sus rincones por si quedaban algún grupo aventurado a celebrar los carnavales antes de tiempo. Ni rastro de ello, solo soledad y levante, mucho viento de levante por sus calles.

Poco a poco se le acercaba la noche y el hambre y el frío se iban posando sobre ellas. De pronto sus ojos se quedaron fijados a algo circular, redondo, doradito y que emitía a un olor como a gloría bendita. Era una inolvidable tortilla de patata que a punto estaban de hincarse dos fieros guardas jurados de una discoteca. Tras casi quedar solo servible el sentido del olor, aún en su desolada hambre pudieron oír como los dos robustos muchachos entablaban una conversación, con tan buena suerte que uno de ellos poseía un inconfundible acento de un pueblo onubense cercano a donde nuestras protagonista habían nacido.

Oído y hecho. ¡Paisano!. Gritaron paisanos. Efectivamente la solidaridad provincial dio esta vez sus frutos, y aquella noche compartieron una estupenda tortilla de patata con dos solidarios seguratas, que incluso las dejaron dormir en la discotecas que ellos custodiaban, eso sí, a condición que el último cliente abandonara esta. Hasta entonces, y mientras el sueño las liquidaba, solo pudieron ingerir, los culillos de los vasos de cubata que dejaban los cliente. Esa noche comer lo que se dice comer lo hicieron poco, pero no se puede negar que se acostaron a gusto, eso sí, sobre las 7 de la mañana

Continuará la historia

martes, 12 de julio de 2011

el hambre del estudiante

En mi época de estudiante había algunos alumnos o alumnas que realmente pasaban hambre. No un hambre como la que puede existir en África, o en cualquier otro lugar del mundo menos favorecido. Era un hambre más bien cotidiana, pequeñita, de aquella que se amortiguaba con un bote de tomate que duraba varios días envolviéndolo en una viena de pan. Yo he reconocer que gracias a mis padres a mi no me faltó de nada, pero si había otros compañeros a los que comprar un bote de óleo para las prácticas de la carrera le suponía llevarse toda la semana a base solo de espaguetis sin ningún condimento.


Era curiosa la reacción de una compañera que cuando le decías que la invitabas a un café, ella te respondía sin ningún pudor, que porque no le dabas mejor el dinero.

El otro día estuve comentando este asunto con una nueva amiga. Y me relataba como en aquella época prácticamente estaba en los huesos, aunque ahora mismo es una rolliza y voluminosa mujer. Esta vivía con otra amiga y con una perra cuya dueña era la primera. Me relataba como en una época en que prácticamente casi no comía, la solución se la dio su acompañante canino. Resulta que un día la perra apareció en su casa con una pizza casi entera. Evidentemente se la quitaron al animal y se la zamparon con mucha gula. Lo siguiente era descubrir donde el afortunado animal lograba cazar esas presas tan deliciosas. Resulta que lo conseguía del cubo de la basura de una pizzería cercana. Pues ya las desdichas compañeras tendrían plan y pan para los próximos días. Durante varias noches se dedicaban a través de una ventana a espiar a los clientes de la pizzería vecina. Alli acudían todo tipo de personas, parejas con pequeños, ancianos divertidos, y parejitas de enamorados. Estos últimos fueron los más rentables, pues entre tanto amor, tras un beso y otro, le dedicaban poco tiempo a digerir el añorado alimento, tanto, que la mayoría de las veces la pizza volvía casi intacta a la cocina del restauran, y por consiguiente más tarde al cubo de la basura de este que se encontraba en la acera. Solo tendrían que esperar unos expectantes momentos, para conseguir tan ansiada presa. Así las pobrecitas mías se llevaron varias semanas.

Un día apareció por su casa un antiguo amigo, el cual sin saber la expectación que provocaría, en las desnutridas muchachas, así, como a bocajarro les dijo que las invitaba a cenar y luego al cine. No se lo podían creer, como sin ser Navidad había desembarcado en sus vidas tan gentil rey mago. Al poco tiempo ya estaban en la calle, dispuestas, presumidamente arregladas para nutrirse con todo lo que fuera posible. Tras recorrer varias calles penetraron en un lugar cuyo extraña forma no recordaba lo más mínimo a un restaurante. Cual sería su sorpresa al comprobar que donde las había llevado su acompañante era un comedor social regentado por las hermanitas de los pobres. Ya llegado al sitio no pudieron negarse al manjar y de pronto se vieron devorando con ansia un grandioso bocadillo de mortadela, mientras el amigo les dictaba con un indisimulado orgullo, que incluso podrían repetir, como si él se fuera hacer cargo de la cuenta.

Tras esta sorprendente aventura, ahora les quedaba la otra más cinematográficas. ¿Qué recurso mas extraño había ideado el acompañante para poder invitarla al cine cuando ni siquiera tenía dinero para haberlo hecho para comer? No tardarían mucho en averiguar su plan. Al rato ya estaban cada una de ellas en las esquinas que bordeaban al sitio donde proyectaban la película. Extendiendo sus manos y suplicando a los transeúntes unas limosna donde no solo tendrían que conseguir el dinero suficiente para las entradas de ellas  sino además el importe necesario para comprarle otra al pilluelo de su amigo. Así cualquiera puede ser generoso

miércoles, 6 de julio de 2011

No le falta razón



Hace pocos días el señor y candidato del PSOE, Almunia, señaló en prensa que la culpa de la educación de en este país no funcione bien la tiene la poca formación de profesores y maestro. En un primer momento me sentí indignado con esa declaración, pues objetivamente los que diseñan la educación en este país, son ellos, los políticos, porque por sus continuos cambios y poco sentido común al aplicar las reformas, estas de educación y tantas otras, se percibe claramente que los que son ineficaces e ineptos son ellos, remitámonos sino a la actual crisis.


Tras unos días de reflexión llegué a la conclusión, que al nuevo candidato barbudo no le faltaba parte de razón. Porque vamos a ver si me he educaron solamente para enseñar, la verdad que la preparación para ser profesor es incompleta.

Porque soy un incompetente cuando un alumno se cae en el patio y se le provoca una lesión en la rodilla. Reconozco que soy un total inútil para aplicarle 3 puntos de sutura sobre la parte dañada. Como solucionar un problema de epilepsia o un bajón de azúcar. Noto como me si me  faltara una formación similar a un médico, porque en estos casos relacionados con la salud no sabría cómo actuar. Desgraciadamente a mí en mi facultad de Bellas Artes solo me enseñaron el sistema diédrico, y no había ninguna asignatura de primeros auxilio.

Porque si un alumno se me mea en clase porque el director del centro se empeña que ninguno de esto salga del aula mientras se imparte clase. Es evidente que me falta un curso de formación de psicólogo para saber que alumno u alumna, tiene una imperiosa necesidad de cagar y cual solamente esta fingiendo para irse a dar un vuelta por los pasillos y divertirse un rato.

También me falta formación de guarda jurado, para saber interrumpir inmediatamente una pelea en el patio del centro.¿ Como saber imponer autoridad para que no me caigan a mi decenas de mamporrasos y que a ellos no les pase ni un rasguño ?. Tampoco me impartieron ningún curso de segurata en mi escuela, los muy cretinos consideraban más importante impartir historia del arte. Serían ilusos.

Tendría que seguir aplicando el curso de psicólogo, cuando un padre viene a protestar porque a su hija le han quedado 11 asignaturas.¿ Como decirle abiertamente que a la alumna le importa tres pito la educación ?. No es eso es políticamente correcto, además seguro que la culpa fue mía por no saber motivarla lo suficiente. Que lastima que en la facultad me impartieran una asignatura que tratara sobre los materiales de la pintura, y no un curso acelerado de motivación para vagos.

También carecemos de la formación de un curso de detective privado, para saber que hace y donde va un alumno que no asiste a clase. Para detectar el que fuma en el servicio y el que no. El que lleva un móvil en su mochila o saca el bocadillo de salchichón en la clase cuando me doy la espalda. Desgraciadamente en mi facultad se impartían asignaturas tan insignificantes como modelado, y no una que me ayudara a resolver estos tan acuciantes problemas del absentismo escolar.

Tampoco, y mira que torpes, me impartieron un curso de administrativo, para rellenar los informes personalizados de cada alumno, la memoria de tutoría, la constatación de faltas , las notas de las competencias básicas, saber hacer fotocopias, manejar a la perfección el ordenador, poder rellenar un formulario para solicitar una excursión a la vuelta de la esquina, conseguir recibir a los padres a la hora que a ellos les dé la gana, aunque tengas clases, rellenar informes médicos de los alumnos , señalar miles de resultados de pruebas de diagnósticos, en el dichoso programita Seneca de la junta y recoger, señalar y revisar todos los libros dado en gratuidad a los alumnos, mas llamar a los padres de los remolones que aún no han entregado los textos. Desgraciadamente a mí solo me impartieron la teoría de color, me enseñaron dibujo técnico, dibujo artístico, anatomía, cerámica, grabado y serigrafía. ¡Por Dios! .¡Qué propuesta de asignaturas mas inútiles e inservible para ser profesor de dibujo, habiendo otras tan útiles y necesarias !.

Por cierto también se me olvidó que no me dieron un curso de sexología para explicarles a los alumnos como evitar enfermedades sexuales y demás. Ni un curso de tráfico para enseñarles como cruzar un paso de cebra, ni otro sobre el alcohol y las drogas. Que derroche de dinero más tonto me gasté en las asignaturas de la facultad y en materiales para aprender a esculpir, grabar, pintar, dibujar, fotografiar. Y menos mal que gracias ahora al dinero que yo aporto para tener una buena línea de internet y poder hacer decenas de tareas que me recomienda, y también leer los email que me mandan mis directivos en tiempo libre, puedo afortunadamente dedicar varias horas de mis fines de semana a introducir datos académicos en el ordenardor.

En fin, muchas gracias señor Almunia, por abrirnos los ojos, y hacernos comprender que nuestra profesión no es otra más cualquiera, que gracias a la colaboración de administración hemos conseguido ser omnipresente y casi superhéroes, anónimos y pocos valorados, pero casi como spiderman, envuelto en una tela de burocracia que casi no nos deja respirar. Ya se sabe que la exigencia te vuelve fuerte, y esto de estar ahora de vacaciones, tumbaito en el sofá debilita nuestras enormes capacidades. Por favor señor Almunia, adelánteme un poquito las clases, volvamos ya a las aulas, que me siento algo inútil y ninguneado, estando aquí tan ricamente preparando las clases del curso próximo y siga motivándonos más, al bajarnos los sueldo. Porque la verdad segun usted somos un desastre en formación.




sábado, 18 de junio de 2011

Esquizofrenia



Este año pasado me matriculé en una academia de teatro. Y como todo tiene su pro y su contra. Como positivo podríamos decir que haces amigos y amigas, te diviertes, te ilusionas y sales de la rutina. Como negativo, que lo mismo que haces amigos también coincides con personas con las que no terminas llevándote bien del todo, discutes, se crean tensiones, sobre todo si al final tienes que representar una obra.


El día 27 de junio representaremos esa obra en una sala de teatro profesional de Sevilla, la sala Cero. Parece que ya es definitivo, porque hasta hace poco había sus dudas. No nos sabíamos el texto y la directora nos amenazó con dejarla en el baúl de los recuerdo. La obra trata sobre una familia, en la época de la posguerra española que se tiene que cambiar de lugar de residencia. El centro de esta es una familia compuesta por 5 hijos, mas el padre y la madre. También actúan los fantasmas, seres que existen o han existido en la mente del personaje principal, que es el hijo mayor de la familia, y que de vez en cuando aparecen. Hay un soldado, novio de la hija mayor, la abuela que ya había muerto, el padre del padre, una vecina y un sacerdote. También aparecen otros personajes más reales, como un revisor de la Renfe, dos guardias civiles y un preso. La obra la hemos titulado “Fotos de familia”. Eso de titular va con doble sentido.

En principio yo iba hacer el papel de soldado novio de la hermana mayor, pero por circunstancias, que ahora no vienen al caso, ahora hago otros papeles. Digo otros porque actuó como varios personajes. Ahora hago de sacerdote, de revisor de la RENFE y hasta de hijo del padre. Por hacer, interpreto hasta la voz de los altavoces de la estación.

En fin todo esto supone tener varios registros diferentes, uno para cada personaje, y también varios vestuarios. ¡Y aquí está mi problema! Que casi no me da tiempo cambiarme el vestuario de uno por el otro. Todo el tiempo mudándome de ropa. Que si ahora de cura, que si luego de revisor, que otra vez de sacerdote. ¡Vamos que me paso más tiempo en los camerinos que en el escenario! Además esto me está generando una esquizofrenia, que ya no sé ni quién soy.

El otro día cambiándome el vestuario de un personaje a otro, le di un golpe en la cara a uno de mis compañeros, que casi lo dejo sin aliento.

Lo más gracioso de todo esto fue cuando al rato tenía que representar una escena vestido de sacerdote. Yo aquí tengo que aparecer como un párroco muy severo y represor. Cuál sería mi sorpresa que al acercarme al protagonista, este en vez de continuar con su papel, comenzó a reír sin poderlo evitarlo. Emitió una sonora carcajada mientras me señalaba. Yo no comprendía que podría suceder. Hasta que me vi reflejado en un espejo de la sala. Había aparecido vestido con la túnica del sacerdote, pero con la gorra del revisor de RENFE. De todas maneras, tampoco es para extrañarse tanto, no era raro ver a un cura con vestuario parecido al militar, y sobre todo en aquella época, eran de una raza muy parecida. ¿No se dedicaban los dos gremios a la ardua y desagradable tarea de la represión?.

Dibuja con perspectiva

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