bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

viernes, 23 de octubre de 2009

la tienda


Mi padre en su juventud fue portero de futbol. No un portero aficionado que juega los sábados por la mañana, sino un profesional. Llegó a jugar en segunda división con el Extremadura de Almendralejo. ¿Pero que hace un portero de futbol cuando se retira? ¿A qué se puede dedicar?

Supongo que eso pensaría mi padre en aquellos momentos. No se le ocurrió mejor idea que montar una granja de gallinas y dedicarse a vender los huevos de estas por las calles de mi pueblo. En una moto se recorría el pueblo una y otra vez anunciando sus productos. Y como no se le daba mal eso de vender, decidió poner una tienda de comestible.

Bueno de comestible es un decir, porque allí aparte de los comestibles, vendíamos también colonias, y hasta unas bufandas de lana que hacía mi madre con unas agujas enormes.

Lo que más me gustaba de tener una tienda era ir a Sevilla a los almacenes a comprar todas las golosinas que luego presentábamos en nuestra tienda. Decenas de cajas de chicles, de gominolas y de todas las delicias que un niño puede soñar extendidas por enormes anaqueles.

Recuerdo como en aquellos tiempos regresábamos de la capital con nuestro flamante Renault 4L, repleto de cosas sabrosas. La tienda no le había ido mal del todo, y había podido cambiar su simple moto por un cochecito apañado.

De chuchería vendíamos bastante, sobre todo teniendo en cuenta que la tienda se encontraba situada justamente enfrente de un colegio. Eran las dos de la tarde y el establecimiento se veía inundado de una alegre algarabía de chiquillos. Mientras que yo, me sentía orgullo de ser el hijo del tendero, porque disfrutaba de las mejores estampitas de futbolistas.

Además de las pipas, los kikos y demás chuches, también vendíamos helado.

Yo ya tendría unos siete años cuando me rogó mi madre que despachara mi primer helado. En ese momento era una señora mayor la que demandaba tan golosa comida. Con total decisión me dirigí al cajón donde se encontraba los cucuruchos. La señora pedía el mayor. De vainilla lo requería. Abrí el tanque de los helados e hinqué mi eficaz instrumento de extraer bolas del delicioso elemento. Perfecto, una bola perfecta de vainilla incrustada sobre el sabroso cucurucho de galleta.

Lo peor sucedió cuando del gracioso aparato de expedí r las bolas, sobraron varios trozo del helado elemento. No sabía que se hacía con aquel exquisito manjar. Tilarlo me parecía un desperdicio enorme. Y para que la graciosa cuchara redonda quedara en su mayor pulcritud de limpieza, no decidí otra cosa que pegarle un enorme lametón. ¡Y eso que la vainilla no me gustaba demasiado!

Ya se pueden imaginar la cara de asco que puso la infeliz cliente. Sería por timidez o por ansia, no rechazó el helado, pero se marchó avergonzada del establecimiento.

A mí solo me dio por pensar, que como un día se vendieran muchos helados menudo atracón de este me iba a pegar. Aunque eso sí: ¡Por favor, que los pidan de chocolate!

1 comentario:

  1. Dios quiero mas historias jeje

    muy bueno tu blog te felicito! hay que ver lo que uno puede enkontrar por la web, bueno te paso un video de youtube que no tiene desperdicio... es de un hombre que se presentó a Tu si que vales de esta guisa...

    http://www.youtube.com/watch?v=mWNukcSK060

    ResponderEliminar

Dibuja con perspectiva

Dibuja con perspectiva
Dibujas con perspectivas - Diferentes vídeos