bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

sábado, 10 de octubre de 2009

Mojado bajo la lluvia


Han vuelto las lluvias y con esto los malos y los buenos recuerdos sobre este fenómeno atmosférico. Los buenos aquellos que me hacen aparecer en el patio del viejo colegio. En el recreo y después de haber llovido. Todos los alumnos equipados con sus puntiagudas limas dispuestos a herir a la tierra en su juego. Sobre el barro clavando esta con destreza.

También añoro esos enormes charcos que se formaban en los descampados. Los niños equipados con sus negras botas katiuskas avanzando cual Jesús sobre las aguas. Y rememoro el discurrir de mi pequeño barco de madera por el bravío riachuelo que se formaba en la pendiente de mi calle cuando llovía.

De los malos momentos quiero olvidar el enorme ímpetu que me provoco un desastroso día el salir de una clase de matemáticas. Mientras bajaba corriendo por la escalera del centro escolar y acompañado por el paragua, me vi sorprendido por la mirada inquisidora de director. Que no tuvo otra idea u otra intención que requisarme el paraguas y con este mismo golpearme continuamente la espalda, mientras yo trataba escaparme como podía.

La lluvia, a veces nos provoca tristeza, pero otras una tremenda sensación de libertad. Un día regresaba a mi casa disfrutando de los primeros goterones que derramaba el otoño. Me veía feliz. La calle en la nocturnidad aparecía despoblada. Un agradable aroma a tierra mojada inundaba el aire. Por tan agradables sensaciones necesitaba correr, salir corriendo mientras dejaba caer la lluvia sobre mi cara. Cantaba, reía, con mi rostro mojado y mirando hacia el cielo me sentía enormemente libre y feliz. En mi afán de saltar y al ir despistado choqué contra una imprevista señal de stop que se encontraba sobre el acerado. Y esa noche vi las estrellas aunque estaba nublado.

1 comentario:

  1. Nos ha encantado tu historia sobre la lluvia y también el falso grabado que lo ilustra.
    Cari y Manolo

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