la lluvia sorprende a una cofradia

El pasado Lunes Santo decidí acompañar a mi amiga Carmen a ver la cofradía de Santa Genoveva, a su salida por su barrio, el sevillano del Tiro de Línea.
Mi amiga Carmen trabaja en un instituto de las 3.000 viviendas de Sevilla, y muchos de sus alumnos y alumnas salían en esta hermandad. Ella le había prometido que iría verlos.
Cuando llegamos al Tiro de Línea, la calle por donde transcurría la cofradía se encontraba repleta de público. Un público expectante e ilusionado. Niños pequeños, madres con sus carritos. El día no estaba del todo mal, pero ya el aire anunciaba que se podría empeorar. Los naranjos de la calle extendían su agradable olor azahar, mientras el viento iba esparciendo sus flores. También se percibía el olor a pavía, boquerones y calamares del bar cercano.
Mi amiga y yo nos colocamos en un lugar estratégico para ver la cofradía, muy cerca de su iglesia y en la primera esquina donde los pasos habrían de dar sus primeras reviras.
En primer lugar la banda de la cruz de guía desfiló anunciando un espléndido porvenir para esta jornada. Tras ciento de pares de nazareno apareció el Cristo. Una imagen de un cautivo que mueve las emociones del barrio. El público aplaude a cada chicota del paso. Aún seguía el sol dominando nuestros cielos.
Tras el Cristo el tiempo comenzó a cambiar. Con la llegada de la virgen comenzaron las primeras gotas y algunas personas habrían sus paraguas. Al llegar a nuestra esquina la lluvia se había incrementado. En este momento la virgen pronunciaba su prime revira. El ánimo del público comenzaba a decaer, tras ver como cada vez llovía más y más. Ya eran varias de decenas de paraguas los que se habían abierto.
Los rumores comentaban que la virgen se iba a volver. Y cuando todo el mundo esperaba que lo hiciera, esta tras girar con su paso 90 grados, enfiló con brío la calle principal, antigua Almirante Apodaca, por donde transcurría el resto del desfila.
La gente comenzó a aplaudir al paso de palio.
Había recorrido unos 300 metros el paso de palio cuando de pronto la lluvia arreció con fuerza. Los prioste de la hermandad le cubren el manto de palio con un plástico, y el paso, sin parar de sonar la música de la banda se gira 180 grados y regresa sobre sus pasos. La gente triste pero entusiasma lo acompañan con aplausos. Algunos costaleros lloran, y el público intenta refugiarse donde puede.
Mi amiga y yo nos metemos debajo de un naranjo, pero es tanta la lluvia que cae que ni siquiera este nos protege. Además los soportales cercanos están completamente llenos de gentes.
Yo, mas previsor que mi amiga, si había decidido llevar un impermeable, que se lo dejo a esta para que vaya a la tienda de los chinos más cercana a comprar un paraguas. Al poco tiempo regresa, mientras yo, en medio de la calle y empapándome de una fuerte lluvia sigo grabando con mi cámara de video.
Mi amiga regresa de la tienda con un paragua, pero al momento se encuentra con una de sus alumnas. Esta acompaña a un nazareno completamente empapado. Mi amiga, como se ve el video, decide darle a su alumna su paragua. Ella piensa que se podrá comprar otro en el chino.
Siguen pasando nazarenos, repletos de agua. Ahora las insignias aparecen cubiertas con plásticos, Aunque el desfile sea cada vez sea más rápido, la banda de la virgen no deja nunca de tocar.
Continúan pasando nazarenos mojados y mi amiga decide ir por otro paragua.
Al rato aparece con una enorme bolsa de basura negra sobre su cabeza. Se han acabado todos los paraguas en la tienda de los chinos. Y la única solución para no morir ahogado es cubrirse con una enorme bolsa. Se ha tenido que comprar una paquete de bolsas por si esta se le rompe.
Dejan de pasar nazareno, pero el paso de Cristo no ha regresado. Hay rumores, de que si se ha refugiado en la Universidad, que si lo ha hecho en un garaje.
En fin decidimos regresar a nuestra casa como buenamente podemos. Yo con mi impermeable y mi amiga con la enorme bolsa de basura en la cabeza.
De pronto y desde una calle paralela a la que estábamos nos llegan sonidos de tambores. Corremos y nos encontramos el discurrir del paso del Cristo cautivo bajo un fuerte aguacero. La gente entusiasmada aplaude ante su presencia. El Cristo ahora aparece cubierto con un capone impermeable oscuro. La banda tras él continua tocando una y otra marcha. El Cristo se aleja envuelto en un mar de paragua. Mientras otros cientos de nazarenos siguen transcurriendo por la calle tras el señor. Al final de la procesión y como mayor paradoja cierra el cortejo la cruz de guía.
video de la cofradía bajo la lluvia