bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

sábado, 28 de mayo de 2011

la ausente


Hace unos meses comentando con una compañera sobre los problemas de absentismo en la educación, me relató la siguiente historia.


Ese año le había correspondido ser tutora de un curso de primero de la eso. En principio no le había hecho demasiada gracia, pues se suele llevar mejor con los más mayores, y prefería un curso superior. En el primer día le señalaron los alumnos y alumnas que le correspondían. Entre ellos unos tres bastantes absentistas, o sea que solían faltar muchos días al aula. En las primeras semanas la mayoría de los alumnos acudió a clase, aunque ya poco a poco fue observando, como uno de estos alumnos absentistas empezaba a faltar un día tras otro. En concreto era una chica bastante simpática y cantarina, que cada dos por tres y a voces limpia saltaba en clase por Camarón. A ella en principio lo de Camarón no le molestaba demasiado, siempre y cuando fueran brotes espontáneos. Lo que si le llamó la atención, es que la ausencia de la alumna, solía suceder en miércoles. Un día mientras la alumna se encontraba en clase le preguntó que porque solía falta los miércoles. Esta le respondió con rapidez y con la mínima dosis de rubor: “Señorita, yo falto los miércoles porque hay mercadillo en el pueblo, y no voy a venir a clase pudiendo estar de paseo por allí. Así, que ya lo sabe usted, los miércoles no cuente conmigo”.

La profesora se mostró totalmente confundida por tan tamaño descaro, y le advirtió que su actitud tendría consecuencias. La alumna entre oir llover y las palabras de la profesora parece ser que encontró poca diferencia. Por lo que prosiguió con su actitud en el día medio de la semana.

Tras varios mese la alumna en clase no solo se limitaba a cantar flamenco, sino que además bailaba, les lanzaba rotuladores a los compañeros a la cabeza o le tiraba de los pelos a estos mientras los nombrados escuchaban a la profesora. Tras esta actitud persistente la niña acumuló unos considerables partes de disciplina, que conllevaban la expulsión del aula durante varios días. Más que por beneficiar a la alumna, porque esta no perjudicara a los demás.

Así que hecha la ley, hecha la trampa. Cuanto peor se portara menor tenía que venir.

De todas maneras la alumna llegó a faltar tanto, que la profesora tuvo que dar aviso a los servicios sociales del pueblo. Estos a los pocos días se presentaron en la vivienda de la alumna y la obligaron a venir a clase. Todos los días, una simpática muchacha tendría que acudir a esta vivienda, levantarla de la cama, darle el desayuno y traerla de la mano al instituto. Gastos que por cierto, incrementa el presupuesto de la administración.

A pesar de todo, y aunque los primeros días la alumna si acudió al centro, mas tarde esta volvió de nuevo a dejar de ir, por lo que la profesora llamó a su casa para ver que ocurría. Habló con la madre de la alumna, y esta le comentó, que hacía un par de día, llegadas las 7:30 mañana, tuvo que hacer el sacrificio de levantar a su hija y que después de darle el desayuno, estuvo esperando que llegara la asistenta social para recogerla, y como esta no lo hizo. ¿Qué podía hacer la madre mejor con su hija a esa hora? Pues decirle, hija mía, acuéstate otra vez, que hay que ver como es la asistenta social. En vez de enviar a su hija directamente para el colegio, la mando directamente al colchón. Y encima la madre indignada, por la actitud tan irresponsable de la asistenta.

Al cabo de la semana la niña volvió al centro. Yo no sé si por presión o por vocación, de hacer algo nuevo y diferente. Ese día la alumna debía de acudir a otra aula con el profesor de apoyo, pero como en la suya estaba su amiga del alma, pues no se quería marchar de allí. El profesor de apoyo buscó a la tutora para que hablara con ella. Ambos acudieron a clase a buscar la díscola alumna. Le preguntaron que porque no había ido a apoyo. La alumna respondió: ¡Encima de que vengo, además me vais a obligar a ir a la clase que os dé la gana! ¡Y además seguro que me pondréis a trabajar ¡ La niña se negaba en redondo a marcharse, hasta que apareció por allí el jefe de estudio , que le dio un argumento claro y rotundo: O te marchas a la clase que corresponda o ahora mismo llamo a los municipales y te llevan ellos.

Ante este razonamiento la alumna acudió a apoyo. Y allí no solo sonó a viva voz el Camarón ,también el Turronero, el Lebrijano y toda especie de canción que se pueda cantar y zapatear en lo alto de una mesa.

Desde entonces la alumna no ha vuelto más al instituto y eso que la profesora está esperando que venga, para entregarle los partes de mala convivencia y expulsarla.

viernes, 6 de mayo de 2011

el charco del infierno

Hay lugares, ya sea por su belleza, por su misterio o por su nombre que siempre nos atraerán en la imaginación. Este que ahora os traigo se encuentra situado muy cerca de mi pueblo, en la antigua carretera entre Lora del Río y la Puebla de los Infantes, ambos en la provincia de Sevilla.


Paisaje poco conocido, por lo menos por las gentes poco cercanas al lugar. Procedente de Sierra Morena, desde la nueva presa de José Torán, aparece casi desapercibido a los pocos kilómetros de abandonar esta. Lo forma el arroyo Guadalbacar ,que desemboca en el rio padre y maestro de Andalucía, Guadalquivir. No tiene mucha vida este arroyo, si acaso unos 20 km como máximo hasta encontrar al gran río. Pero el tiempo y la naturaleza se han encargado de hacer de este lugar, un sito bello y misterioso, cercano al santuario de Setefilla.

Durante niño eran bastantes las personas que acudían allí a bañarse. Cercano existía un antiguo puente, quizás romano, que la chavalería solía usar de trampolín. Y aunque todo era paz y armonía y sus aguas eran limpias y cristalinas, siempre los aldeanos le guardaron su debido respeto. Solo había que deslumbrar entre sus transparentes aguas aquellas serpientes acuáticas que completaban su imagen.

Eran muchas las leyendas que se contaban de aquel lugar, desde aparición de misteriosos fantasmas, hasta extensas y bellas grutas bajos sus aguas. Se cuenta la leyenda que hace bastantes años desde su alto puente se cayó un carretero con su respectiva carretas y caballos. Desde entonces nunca más se supo de él y de su animal compañía. Piensan las gente que es tan honda su profundidad cual boca del infierno, y de esto quizás su nombre compuesto. Una de las palabras insignificante, vaga, despreciable, como puede ser el vocablo charco. Otra rotunda, terrorífica, eterna, como infierno. ¿Qué nombre puede ofrecer más inquietud y mas contraste a la vez?.

lunes, 2 de mayo de 2011

Insuperables

Hace pocas semana decidí comprarme un disco duro multimedia, entre otras razones porque tengo tantas pelis grabadas por mi y tantas fotografías que ya no se donde guardarlos. Otros de los motivos es que también poseo una cantidad enorme de videos, o sea de esos rectangulares , técnicamente llamados vhs. No es por las películas que tengo grabadas en ellos, ni por los partidos que también allí plasmé, porque se mas tarde o más temprano esa película las recuperaré.¿ Pero cuando podré volver a conseguir la casa que me rodeo durante la infancia?.¿ La sonrisa de mi abuela?. ¿ Las expresiones de los que queríamos y se fueron ?. ¿Los lugares que ya no volverán ?. No, eso jamás podrá devolvérmelo una oferta de películas en el Carrefour , esos momentos los tengo grabados en decenas de videos, que son como trocitos de mi vida, iguales a los que están incrustados como recuerdos en mi cabeza.


Pues bien me dirigí al centro especializado en electrónica más cercano . En este caso tuve la desgracia de encontrarme más próximo a un comercio de Media Markt. Para el que no domine el inglés, y le pase como a mi padre. Fui a un “yo no soy tonto”. A que si lo recuerdan perfectamente , ese que anuncia sus productos actualmente con un Rambo más viejo, que en vez de dar miedo, produce pena y entran ganas de decirle: “Anda, hijo mío, porque no te dejas de pamplinas y te vas a Torremolinos unos diitas con el Inserso”.

Estando ya en el establecimiento me dirijo a un dependiente y le explico lo que quiero exactamente. “Deseo un disco duro multimedia, en el que pueda traspasar cintas de video vhs, que lea videos hp, o sea de alta calidad y que acepte varios formatos”. Tras dialogar con él ,me recomendó el que más se ajustaba a mis necesidades. Aconsejado y confiando en la experiencia del dependiente me llevé el escogido.

Tras instalarlo en mi casa, resulta que tras día de arduas pruebas, y varias decenas de intentos frustrados, no consigo grabar los vhs. Busco un manual por internet, y nada, no explica nada. En esa misma página te señala un teléfono por si tienes dudas como se usa el aparatejo. LLamas y solo sale un maquinita diciéndome que marque el 1, si quiero tal cosa, que marca el 2 por si quiero otra, en fin que les voy a contar, querido lectores, si en todos los teléfono esta la misma tía diciendo el mismo número.

¡Cuatro días, cuatro días me lleve intentando contactar con el servicio técnico! Como no lo conseguí le escribí un mensaje de correo a una dirección que también venía en esa página. Advertía que podías contactar con ellos por aquí, por si ocurría el caso anterior, vamos el del teléfono. Tras 6 días más me contestaron por correo, diciéndome que ese no era el modelo adecuado, que lo de grabar video con este aparato es imposible. ¡Pues vaya chasco!

A todo esto, entre los días en que envié el correo y me contestaron, comprobé también que el disco duro, tampoco lee videos hp, o sea de alta calidad, hay muchos formatos más que no los lee y tampoco se termina de conectar demasiado bien a mi PC. O sea que era todo lo contrario de lo que pedí.

Tras recibir el mensaje por correo, envolví el disco duro tal y como venía y decidí llevarlo a la tienda para descambiarlo por otro que ejerciera las funciones solicitadas. Tras esperar bastante tiempo en una pesada cola de gentes, un empleado, más bien con pocas ganas de ser agradable me atendió. Tras explicarle el motivo, directamente se dispuso a mirar la factura como un ave carroñera por si encontraba alguna razón para desestimar mi demanda. ¡Y efectivamente lo encontró ¡ Por lo visto había pasado más de 7 días entre la compra y la devolución !. A todo estos yo intentando explicarle que me sentía timado porque uno de sus dependientes me había vendido algo que nada tenía en parecido a lo que yo solicité. Y él, erre que erre, que si ya había pasado el plazo. En fin, aquí estoy en mi casa acompañado por ese disco duro tan discapacitado que cada vez que lo veo se me ocurre decirme: ¡" No, yo no soy tonto, soy gilipolla, por confiar en unos ineptos”!. Seguro que si lo hubiera comprado en la tienda de toda la vida, probablemente no hubiera habido problema para devolverlo. Lo barato, a veces, sale caro. ¡Con razón dicen en su anuncio que son insuperables! Y yo le diría aún más: ¡Inaceptables ¡

Dibuja con perspectiva

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