Anecdotario. Blog divertido y desenfadado de Curro Gutiérrez Vargas basado en anécdotas reales.
bienvenidos
Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
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sábado, 11 de junio de 2011
Los de la mala leche
Hay alumnos divertidos y simpáticos. También los tenemos generosos, aquellos que te ofrecen un caramelo mientras pasas por el pasillo del centro. Los hay traviesos, esos que se dedican una y mil veces a tirar avioncitos de papel, cual ingenieros aeronáuticos. Los hay pelotas, que durante todo el año están encima de uno alagándote y después si te ven por la calle, es como si no te conocieran. Y desgraciadamente también hay alumnos con malas ideas. No de esa que en fondo provocan una leve sonrisilla. Sino de esa mala leche, que te hace sentir estupor y vergüenza ajena. Mala leche no solo con el profesor, sino con sus propios amigos y compañeros.
No hace mucho me enteré del caso en el que a una niña reservada y tímida, no se le ocurrió otra cosa al malange de turno, que meterle en su mochila un pájaro muerto. Con tan mala suerte que tuvo la chiquilla que al recoger la mochila, apretó con tanta fuerza ella, que al mismo pájaro se le reventaron las tripas, entre los deberes de matemáticas y los de lenguas, que transportaba en tan pesada bolsa. La pobre alumna sintió tanta vergüenza que no volvió a aparecer por el aula en lo que quedaba de curso.
Quizás el caso más desagradable que he oído, es el que os voy a relatar a continuación. Hace años hablando de esos alumnos perversos, me comentaron que había un terrible adolescente, que no tenía mejor idea que encender un mechero durante un tiempo. Mechero de estos llamados de los bolsillos, como los bic, los cuales en su parte superior poseen una pequeña capa de metal.
Pues bien, el denostado alumno se dedicaba a encender ese mechero hasta que la placa se ponía totalmente caliente y cuando esta se encontraba así no tenía mejor o peor intención que colocársela en la parte posterior del cuello del compañero que tenía delante en el aula. Era tanto el miedo que se le tenía a ese terrible niño atroz, que aunque al chiquillo le doliera bastante, que aunque se le saltaran las lágrimas de sufrimiento, jamás se atrevería a denunciar al repugnante alumno.
También existen casos, que aunque posean su mijita de malange, también la tiene de gracia. Recuerdo como hace bastantes años, entré en una aula para impartir clases de dibujo. Lo primero que me llamo la atención de este espacio, es lo sucio que se presentaba. Tendido sobre el suelo rodaban numerosas pelotas de papel de aluminio que antes sirvieron para envolver el ansiado bocadillo. También había varios embases de zumo, o de biofruta . Algún que otro avión de papel y hasta varios envoltorios de caramelos, acompañando a otras unidades de chicles. Ante este desolador panorama no me quedo mas remedio que llamarle la atención al alumnado, Contestando uno de ellos que tuviera cuidado con el salchichón. El salchichón. ¿Qué salchichón? Señalando este mismo alumno como sobre mi cabeza y pegado literalmente al techo de la habitación, se encontraba una hermosa y grasienta loncha de este embutido, a punto de suicidarse sobre mi cabeza. Gracias a la providencia, tuve la suerte de poner esquivarla y esta cayó justamente en lo alto de mis apunte del sistema diédrico. ¡Menuda perspectiva!
viernes, 24 de diciembre de 2010
malas ideillas
Desde hace unos cuarenta días estoy intentando dejar de fumar. Fui a una psicóloga para que me aplicara un tratamiento de hipnosis para evitar esta costumbre. Prefiero decir costumbre, a vicio, palabra que siempre se ha utilizado para degradar al contrario.
Supongo que os preguntareis si está funcionando. Bueno tendríamos que matizar. Siempre que no haya un cumpleaños, un bautizo o una boda. Siempre que no existan seres fumantes cercanos. Podría decir que sí, que si funciona. La cosa se tuerce cuando convivimos con la coyuntura anterior. Relativizando diría que si antes fumaba un paquete al día, ahora fumo un cigarro al día, aunque eso no quiere decir que sea proporcionar. No es que me fume un cigarro por día, sino que hay días que no fumo ninguno, y otros, como los días de las celebraciones, caen por lo menos cinco. Y no se si será por mala suerte, pero es que tengo muchos amigos sagitario, y llevo un mes de onomásticas que no veas.
Todas estas cosas no solo se las cuento a mis amigos y familiares, sino también a mis alumnos. He de reconocer que al menos diálogo existe entre ambas partes. El otro día un alumno de segundo me comentó que su padre también asistió a ese tratamiento, pero tras un mes sin fumar sigue ahora haciéndolo de nuevo. Tras contarme estas historias y otra más, me preguntaron que si no me costaba trabajo no fumar. ¡Pues claro que sí que me cuesta! Uno incluso se atrevió a ofrecerme hasta un cigarro, Cosa que esta prohibidísima en la escuela. Ojala estuvieran también tan prohibidísima las ofensas, las amenazas y la terrible burocracia que nos tiene a todos los profes estresados. En fin, que le dije que no, que no quería ningún cigarro, ni para el recreo, ni para cuando saliera del trabajo. El alumno se quería portar como diablillo tentador, como cuando Jesús se pasó en el desierto 40 días y 40 noches. Sin comer, casi sin beber. ¿Pero se sabe si fue también si fue sin fumar?. Pero el alumno no estaba por conformarse con esa tentación en el aula, sino que al volver a mi casa por la tarde había depositado en el maletín donde yo llevo los libros, un solitario y tentador cigarro.¡ Valiente mamoncete!. ¡Y qué malas ideillas!
Aunque para malas ideillas las de otros alumnos incluso de un curso inferior. Resultan que deciden hacer el juego del amigo invisible para los días últimos de clases antes de navidad. Por si algún lector no lo sabe, este juego o costumbre consiste en que cada uno de los miembros del grupo hace un regalo a otro de este, escogido al azar, para ello antes rellenan un papelito con el nombre de cada uno y lo introducen doblado en una bolsa, tras eso cada uno de los miembros del grupo van escogiendo un papelito, y descubriendo a quien le toca regalar. Por supuesto, hasta el día acordado de la entrega de los regalos no se puede descubrir el destinatario. Pues bien, como decía, aprovechando la coyuntura del juego, y el secretismo de este, algunos alumnos u alumnas de este curso en vez de escribir su nombre, rotularon palabras como estas: Cabrón, hijo de puta, gilipolla.
Como verán hay seres de colores , libres, abiertos, dispuesto a disfrutar de la vida y hacérselas a disfrutar a los demás, pero también seres oscuros, refugiados en el secreto y dispuesto a fastidiar a los demás incluso fastidiándose a sí mismo. Como hoy es Nochebuena, os deseo, a vosotros, estimados lectores, que nunca os acompañen esos últimos seres de tan escasas luces.
Supongo que os preguntareis si está funcionando. Bueno tendríamos que matizar. Siempre que no haya un cumpleaños, un bautizo o una boda. Siempre que no existan seres fumantes cercanos. Podría decir que sí, que si funciona. La cosa se tuerce cuando convivimos con la coyuntura anterior. Relativizando diría que si antes fumaba un paquete al día, ahora fumo un cigarro al día, aunque eso no quiere decir que sea proporcionar. No es que me fume un cigarro por día, sino que hay días que no fumo ninguno, y otros, como los días de las celebraciones, caen por lo menos cinco. Y no se si será por mala suerte, pero es que tengo muchos amigos sagitario, y llevo un mes de onomásticas que no veas.
Todas estas cosas no solo se las cuento a mis amigos y familiares, sino también a mis alumnos. He de reconocer que al menos diálogo existe entre ambas partes. El otro día un alumno de segundo me comentó que su padre también asistió a ese tratamiento, pero tras un mes sin fumar sigue ahora haciéndolo de nuevo. Tras contarme estas historias y otra más, me preguntaron que si no me costaba trabajo no fumar. ¡Pues claro que sí que me cuesta! Uno incluso se atrevió a ofrecerme hasta un cigarro, Cosa que esta prohibidísima en la escuela. Ojala estuvieran también tan prohibidísima las ofensas, las amenazas y la terrible burocracia que nos tiene a todos los profes estresados. En fin, que le dije que no, que no quería ningún cigarro, ni para el recreo, ni para cuando saliera del trabajo. El alumno se quería portar como diablillo tentador, como cuando Jesús se pasó en el desierto 40 días y 40 noches. Sin comer, casi sin beber. ¿Pero se sabe si fue también si fue sin fumar?. Pero el alumno no estaba por conformarse con esa tentación en el aula, sino que al volver a mi casa por la tarde había depositado en el maletín donde yo llevo los libros, un solitario y tentador cigarro.¡ Valiente mamoncete!. ¡Y qué malas ideillas!
Aunque para malas ideillas las de otros alumnos incluso de un curso inferior. Resultan que deciden hacer el juego del amigo invisible para los días últimos de clases antes de navidad. Por si algún lector no lo sabe, este juego o costumbre consiste en que cada uno de los miembros del grupo hace un regalo a otro de este, escogido al azar, para ello antes rellenan un papelito con el nombre de cada uno y lo introducen doblado en una bolsa, tras eso cada uno de los miembros del grupo van escogiendo un papelito, y descubriendo a quien le toca regalar. Por supuesto, hasta el día acordado de la entrega de los regalos no se puede descubrir el destinatario. Pues bien, como decía, aprovechando la coyuntura del juego, y el secretismo de este, algunos alumnos u alumnas de este curso en vez de escribir su nombre, rotularon palabras como estas: Cabrón, hijo de puta, gilipolla.
Como verán hay seres de colores , libres, abiertos, dispuesto a disfrutar de la vida y hacérselas a disfrutar a los demás, pero también seres oscuros, refugiados en el secreto y dispuesto a fastidiar a los demás incluso fastidiándose a sí mismo. Como hoy es Nochebuena, os deseo, a vosotros, estimados lectores, que nunca os acompañen esos últimos seres de tan escasas luces.
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