bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

domingo, 24 de junio de 2012

La importancia de la creatividad


Hace pocos días hemos terminado el curso. Pero antes de irme he querido dar mi último consejo a los alumnos. Todos sabemos que “la cosa” está mal, y no hablo de una película de terror interplanetario. Ya sabéis, “la cosa”, “esa cosa. En fin, que mi consejo a los alumnos fue que si “la cosa” está mal, el que estudia tiene más posibilidades de sobrevivir a ella, aunque alguno lo duden, y tomen como ejemplo al Pocero, u otro personajes parecidos, a la larga, se quiera o no se quiera, el que estudia es el que manda, y no termina uno con una pala queriéndola estampar a un periodista. El que se lleva la pasta, es el empollón, algunos con malas artes , caso de directivo tipo Bankia. ¡Pero se la lleva!

Pero mi consejo no se limitaba solo a eso, sino que a veces cuando “la cosa” está mal, otro factor que te ayuda a superarla, es la creatividad. Si esa otra cosa que solo parece poseer los poetas y los pintores borrachines, pues eso, quieras o no, también sirve. Y tomo como ejemplo al chaval de Benalup, antiguamente llamada Casas Viejas, el cual quería vender su casa. Pues al simpático gaditano no se le ocurrió mejor solución que insertar un video-anuncio mostrando su casa pero cantando, como se ve en el video. No solo le ha salido 5 posibles compradores, sino además un trabajito en una inmobiliaria alemana. ¡Jugada redonda! ¿O no?



Hablando de imaginación y creatividad, la que tiene el cocinero de un bar que fuí el otro día. En Cádiz, en la calle Veedor, que no es bebedor. La estructura del bar, en sí, ya es original. Conformado por dos bares, parte de él es una antigua casa señorial y la otra la forma un bar de los chinos. Nada más que para ir a orinar parece que es un viaje en el tiempo, de estar que te meas en una casa de aspecto colonial termina evacuando al lado de Fumanchú. ¿Se escribe así? Bueno a mi ni fu ni fa.

Pero del bar ya hablaré otro día, es para verlo, nunca mejor dicho. Cuando tenga documentos fotográficos ya lo haré con más detalle. Por lo pronto solo os recomiendo que si podéis, ir.

Yo lo que quería hablar es de la creatividad. ¿Y porque digo esto? Porque fue preguntarle al camarero por las tapas y sobre todo por la croquetas. Ustedes ya sabéis, lo típico. Que si eran casera, que de que eran. El chaval con toda la sinceridad del mundo me soltó un rotundo depende. ¿Depende? ¿Cómo que deprende?

Pues depende de cómo se haya levantado hoy el camarero y esto transcribiendo el diálogo lo más fiel posible. A veces se le ocurre de queso, otras de lo que sobró el día anterior, otras se le apetece mezclar cosas diversas, etc. ¿Pero son grandes? También a esto me respondió con otro depende. Depende de su imaginación. A veces son enormes, otras minúsculas. En ocasiones redondas y otras alargadas, y así dependiendo de la inspiración del dueño de la cocina. O sea que pedir croqueta es como jugar a la ruleta rusa.

Esa vez fueron de queso y redonditas, no estaban mal, hasta tuve la oportunidad de saludar al creador. Por cierto, la especialidad de la casa es salmorejo con huevo frito. ¿A qué intriga a ir?

sábado, 9 de junio de 2012

El ratoncito Pérez





Esta semana un alumno de cuarto curso ha llegado a clase comentando un curioso suceso que le ha ocurrido a un pequeñito vecino suyo. El niño tenía una edad aproximada de 3 años, y con esa edad, ya se sabe, uno cree en hadas, duendes ,tíos del sacos y esas cosas con la que los mayores nos llenan la cabeza, que a veces sirven para ilusionarnos y otra para meternos un miedo en el cuerpo, que ya te puedes imaginar. Después cuando somos mayores la televisión, también nos cuenta otros cuentos con los mismo fines, pero estos sí que acojonan  de verdad.

Bueno, como decía, este pequeño personaje de pronto se presentó ante su madre portando en su manita derecha un pequeñito ratón, mientras le decía a su progenitora: ¡Mira, mama, he encontrado al ratoncito Pérez !. La madre al ver aquella estampa no se le ocurrió mejor idea que expresar un grito enorme, mientras obligaba al niño al soltar el ratón. Este, el ratón, se vio de pronto tan asustado que al verse amenazado no se le ocurrió mejor idea que morder al niño en un dedo. Como consecuencia  de ello, al crio lo tuvieron que llevar inmediatamente al ambulatorio para vacunarlo de la rabia. De lo que le ocurrió al ratón, yo no sé más nada.

Esta historia me recuerda  un episodio de la serie Aida, de Telecinco,  donde el peculiar Luisma se disfraza por la noche con un roído traje de ratón, presentándose ante su sobrina de tal manera , a eso de las tres de la mañana, y diciéndole que era el ratón Pérez y que venía a llevarse sus dientes. La niña, viendo el panorama, en vez de engendrar ilusión  por este ser fantástico, objetivo que perseguía su tío, le produce, como es natural, un terror enorme, al verse acosada a altas horas de la madrugá por un enorme roedor. ¡Que sabe Dios que intenciones lleva!.

Este episodio  , el primero de ellos, se lo relaté a las pocas horas después a un compañera de trabajo . Madre también, como la protagonista  de nuestra primera historia, de una niña de 6 años. Ella me comentaba, que a quien le tiene miedo de verdad su hija es a los reyes magos. ¿Qué porqué?. Pues vamos analizarlo con la misma mente nítida de la chiquilla. A ver como no se puede temer, a tres tipos que entran a las tantas de la noche por el balcón de tu casa y que posiblemente lleven un tajá de anís impresionante  que no te veas. Recuerden como van de casa en casa , bebiéndose el caldo que cada chiquillo le deja en su respectivos hogares. Pues nada más que haya visitado 5 casas antes que la tuya, copita a copita. ¡Como estarán ¡. Vamos, que yo creo que no trabajan el resto del año de la resaca tan gorda que se cogen en ese día. Además de eso es que ya no te puedes fiar de nadie, y menos de los monarcas, pues como anda el patio, en vez de dejarte un regalo son capaces de llevarse el dvd, sino ellos, uno de sus parientes. Y encima  como te descuides  te penga un tiro donde menos te piense. No me extraña que esta niña el día de los reyes en vez de abrir la ventana del balcón le ponga tres candado. ¡Por si acaso!.

domingo, 3 de junio de 2012

Mario Vaquerizo en Lora


Mari Vaquerizo, novio de Alaska, vuelve a sus orígenes . Madrileño, pero de madre loreña, este año ha sido el pregonero de las fiesta de Lora. Aqui en esta foto vemos, como mi sobrina Raquel, te entrega una preciosa muñeca, hecha por mi hermana Dori. Parece que le gustó bastante.
Si pichamos en la foto, veremos como fué recibido en el pueblo. La verdad que el chaval es simpático y atento con los demás.
Por cierto si alguien le interesa alguna muñeca o muñeco de estos, pues puede darse una vuelta por la librería CEAL de Lora


sábado, 2 de junio de 2012

Hoy no vamos de feria

Hoy es feria en mi pueblo. Desde el miércoles por la noche que la inauguraron hasta el domingo, mis paisanos disfrutarán en la Alameda del Río de esta ciudad desmontable. Por cierto, el pregonero de esta fiesta es el renombrado Mario Vaquerizo, oriundo de mi localidad, al igual que la famosa actriz Lole León. ¡ Peculiares que son algunos de mis paisanos ¡. ¿No?.


Yo esta vez no acudiré, prefiero quedarme aquí en Cádiz, tranquilito y paseando junto el mar. A mí ,es  que las ferias ya no me hacen ilusión. Desde un punto simple de vista, todo se reduce a beber , comer y soportar un enorme ruido, además de llenarte de albero hasta el cuello de la camisa. Esto lo puede hacer cualquier día del año, y mucho más baratito. Bueno, menos lo del albero, pero siempre te queda la opción de  irte a una cantera a ponerte como un canario.




Ahora ya no me sorprende, ni espero con ansia casi nada. ¡Pero cuando chico, si!. Cuando chico los chavales nos contábamos cuando iban llegando los cacharrito. Que si han llegado los coches de choque, y yo ya tengo fichado el morado que es el que corre más, que si ayer yo vi el tren de la bruja o el eterno carrusel. Otro afirmaba que ya había visto poner el látigo. Esa atracción que gira y gira sin parar, formando un enorme rectángulo y donde en sus extremos, se manifiesta mucho más rápida, y se escuchan los mayores alaridos.

Desde pequeñito el látigo para mí, fue mi más atrayente y temida atracción. Atrayente porque en esas maravillosas curvas de su recorrido sentía una enorme ingravidez que me provocaba una enorme sonrisa, me sentía como un astronauta . Temida, por la historia que me relató una vez a un pariente mío, que se empeño en darme un paseíto por la feria, no se con que malvados fines.

Ustedes, queridos lectores, sabéis por experiencia que cuando a un crio se le mete algo en la cabeza es difícil intentar convérselo para que desista. Pues así estaba yo, con mis 7 añitos, erre que erre, que me quería montar en el látigo. Y mi familiar que no, yo pienso que era porque le daba un pelín de miedo. A esta, no se lo ocurrió mejor idea que inventarse una terrorífica historia para que yo desistiera .
 El relato comenzaba así: Hacía años una pareja de enamorados mientras paseaba por nuestra feria, decidió montarse en el látigo, mientras estaban en el al novio no se le ocurrió otra cosa que ofrecerle un anillo de compromiso a su amada, la cual en agradecimiento le soltó un sorprendente beso, indigno de ver para aquella época. Pero la pobre pareja tuvo tan mala suerte, yo creo que deseada por alguna envidiosa solterona que se veía que se iba a quedar para vestir santos, que en aquel momento la cabina donde se encontraba estos novios, giró con tanta fuerza que salió despedida hacía el exterior, y fue tanto el ímpetu que esta llegó al río, que estaba a unos 500 metros, donde ambos personajes perecieron ahogados. ¡Que historia más cruel!. ¿Verdad?. Pues ni por esa se me quitaron a mí las ganas de montarme en el látigo. ¡Oye que yo soy un optimista!. Que si ocurrió una vez, no iba a ocurrir siempre.

Para mí, una cosa imprescindible en una feria, es la noria. Es como la estrella del portal de Belén. Allí donde está, allí hay farolillo, fino y sevillanas, o sea feria. Cuando era adolescente recuerdo que saliendo con mi pandilla, a uno de los componente se le ocurrió comentar, que para él la noria le recordaba a una enorme tortilla de patatas . ¡El chiquillo es que tendría más hambre que un galgo abandonado ¡.Durante horas y horas nos estuvimos riendo de esa graciosa ocurrencia. Y entonces comprendí, lo poco, que a veces hace falta para sonreír. ¡Por favor!. Practiquémoslo más, y más en estos tiempos, que hace falta más optimismo que yo con el látigo.

Dibuja con perspectiva

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