bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

domingo, 26 de diciembre de 2010

el 26





Hoy hace una mañana de fría que es para morirse. De esas mañana donde Berlanga hubiera grabado un solitario entierro acompañado por un fiel perro y en un olvidado pueblo. Y la parca no ha desaprovechado la ocasión para llevarse a mi última tía abuela.


Es curioso lo de la muerte, que aunque hoy lleve años sin ver a la persona que fallece, sin que uno tenga una relación especialmente buena con ella, cuando aparece la inevitable invitada sientes nostalgia. Nostalgia de los momentos vividos con el ausente, olvidas los malos y te recreas en los felices momentos. Será por eso por lo que la muerte se nos hace aún más desagradable.

Pero en fin, no quería dar la lata con ese motivo tan funesto. Deseo y quiero hablar de números. ¿De números? Si, efectivamente y eso que yo en el antiguo B.U.P. opte por letras pura. Pero hoy quisiera hablar de números, de los que me acompañan y me han acompañado a lo largo de mi vida.

Hace ya algunos meses escribí un artículo aquí sobre la extraña casualidad que me estaba sucediendo con los números. Para el que no lo haya leído o no lo recuerde, lo vuelvo a repetir. Resulta que cada vez que miro el reloj, el cuenta kilómetro de mi coche, la matrícula del coche que me precede, etc. En fin, cada vez que vislumbro un número, este suele ser significativo. Pongamos por caso, que me despierto de madrugada, miro el reloj y resulta que son las 5:05. Al cabo de las horas puedo estar impartiendo clase, se me ocurre mirar el reloj y suelen ser las 11:11. Esto me ocurre por temporadas, mientras en el verano pasado casi no me sucedía, hace una semana que este fenómeno se me repitió al día al menos seis veces. He de reconocer que estaba un poco mosca. Hasta se me ocurrió buscar en internet, y parece ser que no soy el único al que le ocurre este caso, sino enlace con esta página.

Pero en definitiva de lo que quería hablar es del número 26. Resulta que es un dígito, que en mi familia ha sido significativo, por lo menos a nivel de día. Sino fíjense. Yo nací un 26 de noviembre, mis padres se casaron el 26 de febrero, mi hermana también nació otro 26, este de enero, mi casa de Cádiz me la dieron un 26 de julio. Acontecimientos realmente importantes en la vida de una persona. Por eso hoy, cuando paseaba en bicicleta en esta fría mañana, y muy cercano al arco de la Macarena, y sonó mi móvil. Y mi madre me comunicó la noticia del fallecimiento de mi tía, parece ser que a mi padre no le pillo de sorpresa, entre otras cosas porque era una persona cercana a los 100 años y su estado de salud había empeorado bastante en este último día. Pero según él tenía la certeza que se moriría en un 26, como así sucedió. ¿No es curiosa la relación de mi familia con este número para bueno o para malo?

viernes, 24 de diciembre de 2010

malas ideillas

Desde hace unos cuarenta días estoy intentando dejar de fumar. Fui a una psicóloga para que me aplicara un tratamiento de hipnosis para evitar esta costumbre. Prefiero decir costumbre, a vicio, palabra que siempre se ha utilizado para degradar al contrario.


Supongo que os preguntareis si está funcionando. Bueno tendríamos que matizar. Siempre que no haya un cumpleaños, un bautizo o una boda. Siempre que no existan seres fumantes cercanos. Podría decir que sí, que si funciona. La cosa se tuerce cuando convivimos con la coyuntura anterior. Relativizando diría que si antes fumaba un paquete al día, ahora fumo un cigarro al día, aunque eso no quiere decir que sea proporcionar. No es que me fume un cigarro por día, sino que hay días que no fumo ninguno, y otros, como los días de las celebraciones, caen por lo menos cinco. Y no se si será por mala suerte, pero es que tengo muchos amigos sagitario, y llevo un mes de onomásticas que no veas.

Todas estas cosas no solo se las cuento a mis amigos y familiares, sino también a mis alumnos. He de reconocer que al menos diálogo existe entre ambas partes. El otro día un alumno de segundo me comentó que su padre también asistió a ese tratamiento, pero tras un mes sin fumar sigue ahora haciéndolo de nuevo. Tras contarme estas historias y otra más, me preguntaron que si no me costaba trabajo no fumar. ¡Pues claro que sí que me cuesta! Uno incluso se atrevió a ofrecerme hasta un cigarro, Cosa que esta prohibidísima en la escuela. Ojala estuvieran también tan prohibidísima las ofensas, las amenazas y la terrible burocracia que nos tiene a todos los profes estresados. En fin, que le dije que no, que no quería ningún cigarro, ni para el recreo, ni para cuando saliera del trabajo. El alumno se quería portar como diablillo tentador, como cuando Jesús se pasó en el desierto 40 días y 40 noches. Sin comer, casi sin beber. ¿Pero se sabe si fue también si fue sin fumar?. Pero el alumno no estaba por conformarse con esa tentación en el aula, sino que al volver a mi casa por la tarde había depositado en el maletín donde yo llevo los libros, un solitario y tentador cigarro.¡ Valiente mamoncete!. ¡Y qué malas ideillas!

Aunque para malas ideillas las de otros alumnos incluso de un curso inferior. Resultan que deciden hacer el juego del amigo invisible para los días últimos de clases antes de navidad. Por si algún lector no lo sabe, este juego o costumbre consiste en que cada uno de los miembros del grupo hace un regalo a otro de este, escogido al azar, para ello antes rellenan un papelito con el nombre de cada uno y lo introducen doblado en una bolsa, tras eso cada uno de los miembros del grupo van escogiendo un papelito, y descubriendo a quien le toca regalar. Por supuesto, hasta el día acordado de la entrega de los regalos no se puede descubrir el destinatario. Pues bien, como decía, aprovechando la coyuntura del juego, y el secretismo de este, algunos alumnos u alumnas de este curso en vez de escribir su nombre, rotularon palabras como estas: Cabrón, hijo de puta, gilipolla.

Como verán hay seres de colores , libres, abiertos, dispuesto a disfrutar de la vida y hacérselas a disfrutar a los demás, pero también  seres oscuros, refugiados en el secreto y dispuesto a fastidiar a los demás incluso fastidiándose a sí mismo. Como hoy es Nochebuena, os deseo, a vosotros, estimados lectores, que nunca os acompañen esos últimos seres de tan escasas luces.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Os doy las gracias

Os doy las gracias, a todos los que me votasteis en el I concurso de experiencia convocado por la diputación de Sevilla., porque he ganado en las dos categorías , en video y en fotografía.

Muchas gracias por vuestros votos y afecto
Aqui os dejo un enlace para que veais la clasificación

CLASIFICACIÓN FINAL

http://www.youtube.com/watch?v=ccl55mURfv0 - 1º PREMIO EN VIDEO
http://www.youtube.com/watch?v=zD_ydbLPEig    1º PREMIO EN FOTOMONTAJE

domingo, 12 de diciembre de 2010

gatos en el cementerio


Hoy era domingo, y a veces estos días mis padres y yo vamos a desayunar algún bar. que no este demasiado lejos. Hoy les propuse ir a la cercana población de Peñaflor, hace pocos días Lora y sus campos se ha vuelto a inundar por el Guadalquivir, y queríamos observa los efectos de esta riadas por los campos próximos. Además en Peñaflor venden unos churro dignos de probar.
Tras regresar de este pueblo, después del desayuno,  en el camino de vuelta pasamos por delante del cementerio de mi pueblo. Por cierto, una de las costumbres más acusadas que tiene mi padre es de leerse detalladamente todas las mortuorias de los periódicos que logra encontrar. Y se por oída, que no es el único o única que posee esa costumbre.
Pues bien, continuando con el relato, paramos en la puerta del campo santo y aprovechando que llevaba la cámara de video en el coche decidí usarla para hacer un reportaje sobre el lugar.
El cementerio de mi pueblo es inmensamente de blanco, limpio, aseado y hasta se podría decir que casi monumental. Si te fijas bien allí puedes encontrar tumbas sumamente antiguas y curiosas. No hay tumba en verticales, hace unos años que la destruyeron. Hay un panteón para los fallecidos nacionales de la guerra civil, y otro también para los republicanos. Como vemos la muerte sigue siendo como siempre el ente más democrático que existe. De un bando u otro ambos bajo tierra.
En fin y aunque parezca extraño dentro de un cementerio también existe la vida. Y la placidez de sentir. Si no que se lo pregunte a estos atrevidos gatos que se relamían al calorcito del sol mañanero, placidamente asentado sobre una tumba.

Enlace al poema: "Que bonito es un entierro" . Con anécdota de Paco Gandía

miércoles, 1 de diciembre de 2010

imágenes que engañan, palabras que dan vida

Hace unos meses fui a almorzar en un curioso restaurante del gaditano  pueblo de Medina Sidonia. Por cierto, si quieres conocer esta bonita población serrana, la mejor época es en estos días, pues es peculiar del pueblo los turrones, mazapanes, y otro dulces navideños que se fabrican allí, Ahora mismo por todo la localidad se expande el dulce y navideño olor del turrón. Las plazas se inundan con el sabor de la almendra tostada y la canela.
Pero hablando de aquel peculiar almuerzo, he de decir que en esta localidad también existen numerosos restaurantes cuya especialidad es una excelente carne. Preparada y condimentada de varias maneras y presentada en gran cantidad. Tras esperar un tiempo prudencial a la puerta del restaurante, pues la demanda era bastante pronunciada, uno de los camareros nos situó en una de las mesas que se habían quedado vacías. Éramos cuatro los comensales. Un amigo salmantino pero residente en Cádiz, su pareja, una peculiar amiga mía y yo. Cada uno de nosotros nos sentamos en un lado de la mesa, a mi precisamente me toco justamente enfrente de la pared mas cercana. Desde mi posición privilegia se podían admirar, curiosos retratos y estampas, por lo menos en apariencia.
Al poco tiempo de situarnos, y ya acompañados por el vino de la casa, nos llego la demanda de platos que habíamos solicitados. Eran enormes las piezas de carne y con un sabor realmente exquisito.
Mientras me deleitaba con mi manjar, intente disfrutar a la vez con la contemplación de las fotos que tenía enfrente. Dos en concreto, eran las más cercanas y directas a mí mirada. En la superior se podía vislumbrar claramente una hermosa muchacha, de aproximadamente unos 16 años y vestida de flamenca, en su cara se expresaba una agradable sonrisa. Tras mirar esta foto con simpatía, decidí continuar mi exploración fotográfica prosiguiendo  con la toma inferior a esta. Mientras me deleitaba profundamente en mi sabroso solomillo.
Quizás llevado por la inercia de la fotografía anterior, o nublado por los vasos de vinos que ya llevábamos a cuesta, en principio supuse que la segunda fotografía sería la vista de una feria, de una feria típicamente andaluza, con sus casetas, sus farolillos y donde hubiera estado la agraciada muchacha anterior. Me acerque un poco mas a la fotografía, para intentar descubrir que feria sería aquella con tantos colorines. Cual sería mi sorpresa al comprobar que lo que yo creía que era un divertido recinto, era la imagen de un cementerio, repleto de flores y cruces, cuyo espacio principal lo ocupaba una lujosa tumba bien decorada.
Descubierto el entuerto, y relacionar la muchacha de arriba con la foto de abajo fue todo un mismo acto. Desde entonces el hambre, las ansias de engullir  la exquisita carne me desaparecieron al instante, mis compañeros tuvieron mas suerte, como estaban situados de espalda a las fotos, continuaron en su agradable tarea. Ya se sabe que ojos que no ven corazón que no siente.
El pasado domingo me levante con unas ansias enorme de comerme un molletito de pan, repleto de mantequilla y jamón serrano, también acompañado de un estupendo café.
Para digerirlo, decidí sentarme tranquilamente en una mesa cercana, mirando a la pared, cuando de pronto me di cuenta que sobre el blanco muro volvían a colgar también fotografía y otros rótulos. Me dio hasta pánico intentar mirarlos, no fuera a ser que se volviera a repetir la historia de Medina y fastidiar el jugoso mollete. Pero esta vez tuve mucha mas suerte, tanto que lo que vislumbre, fue un hermoso azulejo, donde se podía leer esta ilusionante  frase: “Para mi lo imposible es inmediato, pero para los milagros tardo un poco mas”. Anda que no es bonita la frase y que optimismo transmite. ¡Vamos que el mollete me supo a gloria! ¿O no?

Dibuja con perspectiva

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