bienvenidos

Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.
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viernes, 25 de febrero de 2011

los peces

Hace algunas semanas me encontraba impartiendo clase de dibujo, por cierto, no sé porque pero la palabra impartir tiene como un tufillo a reaccionario. Bueno como decía, estaba dando clases a un grupo de 2º de eso, quizás el mejor grupo que tengo este año, por lo menos en segundo.

A veces incluso, siendo el grupo bueno como este, cuesta la misma vida que permanezcan callados escuchando las explicaciones. Uno tiene que emplear mil y una argucias para conseguir llamar su atención. Desde subir el tono de voz hasta bajarlo, desde montarte en lo alto de una silla hasta ponerte de rodilla. En fin, si yo os contara, seguro que os hartabais de reír o sentiríais una gran compasión hacia esta profesión tan vapuleada, como es la de profesor.

En ese día yo intentaba que los alumnos dibujaran en su cuaderno un esbozo que yo poco a poco iba imaginando sobre la pizarra. Para esa clase se me ocurrió proyectar un dibujo basado en peces. Peces de decenas de formas y actitudes. Peces de rayas y peces de colores. Mi intención es que todo el cuadro terminara coloreado con colores fríos. Ya saben ustedes: Azules, verdes y algunos violetas.

Viendo que la mayoría de esa clase no atendía a mis explicaciones, a mi no se me ocurrió otra idea que recordar chistes de peces, a ver si de esta manera captaba su atención. El primero es un chiste clásico sobre estos temas. Consiste en preguntar: ¿Si hubiera un desfile de peces cual ocuparía el último lugar?. ¡Que no lo saben!. ¡Piense, piense!. Pues el delfín.

Así continué con algún chiste más sobre el mismo tema. A algún que otro alumno u alumna le había llamado la atención. ¡Algo es algo! Pero como todo en la vida se acaba, a mí se me terminó el repertorio de chistes sobre peces. La verdad he de reconocer que no hay mucho. Rematé la faena con el clásico chiste siguiente.

Resulta que se encuentran dos amigos por la calle. Y uno le comenta al otro que la pasada semana había acudido a un concurso de televisión y había ganado un viaje a Túnez. Al amigo no se le ocurre otra cosa que hacerle esta sorprendente pregunta: ¿Y tú que vas hacer con tantos peces?. A todo esto mientras contaba el chiste yo dibujaba sobre la pizarra. ¡  Cualquier día vamos a tener que hacer juegos malabares!.

Bueno pues a pesar de todos los entrañables chascarrillos aún no lograba captar la atención de toda el aula. Pues nada a buscar un nuevo recurso. Y entonces uno se pregunta. ¿Y a los alumnos que les interesan?. Yo creo que a los chicos el futbol, las motos, a las chicas OT, el gran hermano. ¿Y a todos juntos? Pues si digo lo pienso, lo que realmente le interesa a muchos son las botellonas. O sea que tenía que inventarme un chiste que tratara de peces y botellonas. No crea que era fácil el reto, pero lo conseguí como un campeón. ¿Quieren oírlo? Pues aquí va:

¿A que no saben que beben los peces cuando van de botellona?. Pues está muy clarito. ¡Aquarius!.

¿Qué no es gracioso? .Pues yo me harte de reír con mi ocurrencia. Y creo que fue mi risa y no mi chiste lo único que hizo que los alumnos me prestaran atención. Ver un desamparo y solitario profe desesperado riéndose solitariamente llama mucho la atención, yo creo que a alguno le dió hasta miedo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

el círculo acrobático


Cuando se habla de la profesión de profesor siempre hay dos cuestiones que se suelen tratar. Una, la de días de vacaciones que tenemos. Aquí la respuesta del profesor suele ser: “Picha, pues haber estudiado tú para esto”. La segunda cuestión es las anécdotas que nos suceden.

Pues bien, no hablaré de la primera cuestión, porque nos podríamos llevar horas discutiendo sobre el tema. Más bien haré un pequeño repasito sobre algunas anécdotas que me han ocurrido o he escuchado de otros compañeros y compañeras.

La primera anécdota la podríamos titular “el espíritu de la contradicción” . Esta me ocurrió a mí personalmente. En aquel periodo de tiempo yo estaba impartiendo clases en un instituto del Aljarafe sevillano. Ejercía como tutor de un “traviesillo “curso de cuarto de educación secundaria.

Una tarde se me presentó el padre de un alumno de este curso para preguntarme por el rendimiento académico de su hijo. El señor tenía como profesión la de guardia civil. Tanto su aspecto físico como su actitud se correspondían perfectamente con el arquetipo que de estos profesionales hemos tenido. Carácter fuerte, mirada recia y voz áspera y contundente.

Después de un largo rato de charla, comentamos el parecido entre su profesión y la mía. El señor comenzó comentando lo difícil que era nuestra profesión, lo mal que se portaban los alumnos, y en definitiva, que poca vergüenza tienen la mayoría. Proponía que en el caso de que un alumno se extralimitara ,la mejor solución para él, sería darle unos buenos guantazos. Que si él fuera profesor anda que no iba a pegar hostias.

A todo estos solo me quedó responderle con una sonrisa, tampoco era cuestión de llevarle la contraria, con el carácter que usaba. Para terminar su sugerente comentario, apostilló una última frase ocurrente y contradictoria. Dijo: “Si yo fuera profesor al primero que se pasara lo iba a rellenar de guantazos, eso sí, como a mi hijo le den uno, vengo al instituto y le pego al profesor una paliza que se va a acordar para toda la vida”. En fin las hostias eran solo para los demás. ¡Que mal distribuía este hombre!

Muchas de las anécdotas que ocurren en los centros se basan en la ignorancia cultural de los alumnos. Yo he oído comentar a una profesora de religión que mientras ella les proyectaba a los alumnos una diapositiva de la última cena de Jesucristo un alumno le hizo esta siguiente pregunta. “¡Profe!. ¿Quiénes son esos colegas que se están pegando un atracón?

También hay ignorancia geográfica, como preguntar por donde pasa el Guadalquivir, estando situado el rio a cien metros y viéndose incluso por la ventana de la clase. También se ha dado el caso de una alumna que se llamaba África y enterarse que este es también el un nombre de continente, después de catorce años llevando este título.

Hay alumnos que poseen tal ignorancia, que cuando les pregunta que de donde vienen las aceitunas, te dicen que de las latas.

Uno de los casos más gracioso me sucedió en un instituto de Chiclana. A un alumno le encargué un trabajo que tenía retrasado por haber estado enfermo. Como soy profesor de dibujo le había recomendado que me realizara un círculo cromático, una especie de paleta donde se mezclan los colores consiguiendo otros tonos nuevos. Pues cuando llegó el día de la entrega del ejercicio el alumno no me lo puedo presentar, argumentando una vaga excusa. En los siguientes días me negué a recogérselo por falta de puntualidad. Pues bien, me llevé dos semanas huyendo del alumno, porque este pretendía que aún se lo aceptara. Me lo encontraba por los pasillos, en la sala de los profesores, en la cafetería, y hasta en el recreo, y siempre me decía lo mismo, mientras en una mano portaba el ejercicio. :” Maestro, maestro. ¿Cuándo me vas a puntuar el círculo “acrobático?".

Dibuja con perspectiva

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