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Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.

sábado, 9 de junio de 2012

El ratoncito Pérez





Esta semana un alumno de cuarto curso ha llegado a clase comentando un curioso suceso que le ha ocurrido a un pequeñito vecino suyo. El niño tenía una edad aproximada de 3 años, y con esa edad, ya se sabe, uno cree en hadas, duendes ,tíos del sacos y esas cosas con la que los mayores nos llenan la cabeza, que a veces sirven para ilusionarnos y otra para meternos un miedo en el cuerpo, que ya te puedes imaginar. Después cuando somos mayores la televisión, también nos cuenta otros cuentos con los mismo fines, pero estos sí que acojonan  de verdad.

Bueno, como decía, este pequeño personaje de pronto se presentó ante su madre portando en su manita derecha un pequeñito ratón, mientras le decía a su progenitora: ¡Mira, mama, he encontrado al ratoncito Pérez !. La madre al ver aquella estampa no se le ocurrió mejor idea que expresar un grito enorme, mientras obligaba al niño al soltar el ratón. Este, el ratón, se vio de pronto tan asustado que al verse amenazado no se le ocurrió mejor idea que morder al niño en un dedo. Como consecuencia  de ello, al crio lo tuvieron que llevar inmediatamente al ambulatorio para vacunarlo de la rabia. De lo que le ocurrió al ratón, yo no sé más nada.

Esta historia me recuerda  un episodio de la serie Aida, de Telecinco,  donde el peculiar Luisma se disfraza por la noche con un roído traje de ratón, presentándose ante su sobrina de tal manera , a eso de las tres de la mañana, y diciéndole que era el ratón Pérez y que venía a llevarse sus dientes. La niña, viendo el panorama, en vez de engendrar ilusión  por este ser fantástico, objetivo que perseguía su tío, le produce, como es natural, un terror enorme, al verse acosada a altas horas de la madrugá por un enorme roedor. ¡Que sabe Dios que intenciones lleva!.

Este episodio  , el primero de ellos, se lo relaté a las pocas horas después a un compañera de trabajo . Madre también, como la protagonista  de nuestra primera historia, de una niña de 6 años. Ella me comentaba, que a quien le tiene miedo de verdad su hija es a los reyes magos. ¿Qué porqué?. Pues vamos analizarlo con la misma mente nítida de la chiquilla. A ver como no se puede temer, a tres tipos que entran a las tantas de la noche por el balcón de tu casa y que posiblemente lleven un tajá de anís impresionante  que no te veas. Recuerden como van de casa en casa , bebiéndose el caldo que cada chiquillo le deja en su respectivos hogares. Pues nada más que haya visitado 5 casas antes que la tuya, copita a copita. ¡Como estarán ¡. Vamos, que yo creo que no trabajan el resto del año de la resaca tan gorda que se cogen en ese día. Además de eso es que ya no te puedes fiar de nadie, y menos de los monarcas, pues como anda el patio, en vez de dejarte un regalo son capaces de llevarse el dvd, sino ellos, uno de sus parientes. Y encima  como te descuides  te penga un tiro donde menos te piense. No me extraña que esta niña el día de los reyes en vez de abrir la ventana del balcón le ponga tres candado. ¡Por si acaso!.

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