En mi pueblo existe una antiquísima tradición, que dura por los siglos de los siglos. Esta original tradición es la llamada del “Viejo”. ¿Qué es el viejo? .O más bien: ¿Quién es el viejo?
El viejo suele ser un señor mayor, hermano de la hermandad de nuestra señora de Setefilla, patrona de Lora del Río. Un día cualquiera, o mas bien un día con unas característica peculiares suele ser montado en un sillón y llevado por decenas de loreños, subido sobre esta improvisada peana es dirigido hasta la casa del cura. ¿Con que finalidad ? .Pues con la intención de pedir al señor párroco que de permiso para traer la virgen de Setefilla, desde su ermita en las faldas de Sierra Morena hasta la localidad.
Durante varios días antes de la salida del viejo, ya se sienten rumores en el pueblo de que esto puede ocurrir. Uno de los días siguientes, mas bien una noche de las siguientes, las campana de una antigua ermita, ahora reconvertida en biblioteca pública, comienzan a repicar. Esa es la señal elegida para que los loreños acudan a la salida del viejo. Todo el mundo sabe ya quien será ese personaje escogido. Se acomodan en la puerta de su casa y este es sacado de ella montado en un sillón, presumiblemente de enea, aunque esto no lo dice la tradición, sino mas bien la observación personal.
Tras esto, el viejo es paseado por Lora sobre su improvisado trono, mientras exclama gritos de alabanzas dedicados a nuestra reconocida patrona. El señor se puede llevar así como unas tres horas, mientras va y regresa de la casa de cura. Y aunque para el es un privilegio, para su salud no suele ser tanto. Ya que un señor mayor montado sobre una silla recorriendo a la interperie las calles del pueblo no es la mejor manera de guardar la salud. Además esto suele ocurrir en una tempestiva noche de invierno. Pues la salida de viejo suelen ser reclamada o cuando hay malas cosechas, alguna epidemia, y sobre todo por sequia. Cosa, esta última, que se suele ocurrir en invierno, pues por lógica en verano no se esperan muchas precipitaciones.
De todas maneras para que la historia os quede clara, que mejor muestra que este enlace a un video del Canal Sur, donde aparece la salida del último viejo que desfiló.
Pues bien, hasta aquí la historia real. A partir de ahora las imitaciones. Cuando yo era estudiante en el instituto de mi pueblo, algunos alumnos procuraban imitar la tradición por los pasillos del centro. Y para ello no utilizaban al más viejo de los estudiantes del centro, sino a la más cándida y despistada de las alumnas que apareciera por el renombrado pasillo en este momento. La pobre alumna de pronto, sin querer ni olérselo, se encontraba aupada sobra una silla y llevada en volandas por los mas gamberretes alumnos a lo largo y ancho de los pasillos del centro. Algunos de estos también aprovechaban la ocasión para tocarle la parte más pronunciada de la espalada. Lo peor que le podría ocurrir, y desgraciadamente solía suceder bastantes veces, es que apareciera el profesor de guardia. En esos momentos la pobre muchacha era abandonada, literalmente tirada de su trono improvisado, mientras los muy cobardes costaleros tendían a refugiarse como podían en la clase más próxima. Más de una vez vi rodar a mas de una alumna por las escaleras junto a la silla que le sirvió de trono. El final del todo se resumía en unos enormes gritos y amenaza emitidos por el respectivo profesor de guardia, mientras la pobre chiquilla gemía y se lamentaba caída sobre el duro suelo. Menos más que era joven y su propia estima y su propio físico la ayudaba a superar ese trauma de haber sido por momento, ese viejo tan particular.
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