Al cabo de unos pocos días ese hermoso y moderno teléfono ya estaba entre mis manos. Plateado, con un montón de funciones y unas musiquitas realmente seductoras. Después de llevarme varias semanas introduciendo los números de teléfono de mis conocido en el terminal . Coge y va el jodido teléfono y se queda paralizado, ni para atrás, ni para delante. Muerto, lo que se dice muerto.
Pues nada a llevarlo reparar porque estaba en garantía. A los 15 días de nuevo, el hermoso regalito de la antigua Telefónica estaba en mis manos, y a los otros siguientes 15 días de nuevo otra vez en la tienda de reparaciones. ¡Todo un éxito de tecnología!
Como no se sabe porque, en vez de darme otra vez el mismo teléfono me dieron uno nuevo pero del mismo modelo.
A partir de entonces la factura de mi móvil se incrementó todos los meses más de un 60 por ciento. Un mes 50 euros de más, otro 47. Yo al ver aquel desbarauste económico llamé a la compañía y me comentaron que posiblemente que al ser el terminal digital le daría a un botoncito sin querer y claro me conectaba a internet todos los días, sin yo saberlo , ni quererlo. ¿Pero todos los días como pone la factura?. Pero si yo hay veces que no miro ni el teléfono, lo dejo el viernes a las 4 de la tarde en la mesita de noche y los recojo el lunes a las 6.30 de la mañana. Quizás pueda ser que yo tenga superpoderes y que solo con mirarlo lo active. Pues a ver si estos también me valen para que salga el número de la ONCE que compre el otro día.
Pero me temo que los únicos que tienen superpoderes para cobrarte lo que te den la ganas, son las compañías de teléfono, da igual que sea Movistar que Movimoney. ¡Vendidos que estamos a sus pies!
En fin, le comenté a la empleada que se encontraba al otro lado del teléfono que me borrara de cualquier absceso a internet que tuviera mi móvil. Y que por favor, no continuara llamándome torpe, aunque muy sutilmente, por provocar esas reacciones en mi celular, que es como lo nombraría ella, por ser sudamericana. Por lo visto me abrió un expediente y en la próxima factura me devolverían el importe excesivo cobrado.
Cuál sería mi sorpresa cuando al cabo de un mes una nueva factura vuelve a presentarme el mismo panorama. Me habían cobrado 1.9 euro por conectarme a internet, el 1, el 2, 3, 4, 5, 6 y así sucesivamente de noviembre. También 1.2 Euros por unos mensajes que recibía de un numero extraño. También el 1, el 2 y así sucesivamente del mes de los muertos. He de reconocer también que me habían ingresado unos 142 euros de los trámites anteriores.
De todas maneras mis cuentas no salían, y volví a llamar a la centralita. ¡Cómo no! Otra vez me deleitó al otro lado del teléfono ese hermoso soniquete sudamericano que extrañamente poseen todas las empleadas de una de las mayores empresas españolas. ¡Por lo visto parece ser que volvimos a recuperar las Indias, que es como les decía Colón a las Américas!
En fin, tras explicarle el caso, lo primero que me vuelve a repetir, de nuevo muy sutilmente, es que soy un torpón. ¡Que le doy a botones que no les tengo por qué dar! Y yo me pregunto: ¿Y no habrá alguno que por casualidad os manda a hacer puñetas?.
En fin tras este diálogo tan instructivo, le comento que si es por error mío, porque en la nueva factura me devuelven 142 euro. Yo esperaba cualquier respuesta, hasta que podría haber sido un error de la CIA, pero la que me dieron no.
Me dijeron que eso se produjo porque era una gentileza de la casa. ¡Pero por Dios! ¿Desde cuándo a un ladrón cuando devuelve el dinero mangado se le dice que ha tenido una gentileza con el atracado?. Eso que yo sepa se llama justicia y encima se suele pedir perdón, por lo menos las gentes educadas.
Y después de todas estas alucinaciones, que a la altura de hoy ya no sé si son invenciones mías o de los hermanos Grimm, la muy gentil señorita de allende los mares y a las cuales a veces no entiendo ni jota , te pretende vender un nuevo producto de su compañía, una renovada oferta que te hará costar menos el servicio, a cambio de estar encadenado con ellos , otros tres años más. ¡No por favor, no! Menos cadenas y más honradez.
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