Anecdotario. Blog divertido y desenfadado de Curro Gutiérrez Vargas basado en anécdotas reales.
bienvenidos
Bienvenidos aquellos que saben valorar una sonrisa. Bienvenido los que saben sobrellevar con humor los problemas. Los que saludan por la calle. Los que saben disfrutar de un rato de charla.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.
Bienvenido los que saben dialogar y respetar al contrario. Bienvenidos los que defienden sus pensamiento, sus deseos y sus locuras siendo tolerantes.
Bienvenidos los que saben reirse de si mismo y los que saben encontrar algo positivo en un mal momento. Los que disfrutan del mar y de la cervecita, de la compañía de los amigos y de la libertad de ser cada uno diferente pero iguales.
Bienvenido al fín, todo aquel que sepa aprovechar el don de la vida.
LA OTRA INFORMACIÓN ALTERNATIVA
lunes, 8 de noviembre de 2010
La renombrada novicia
A veces las personas tomamos decisiones. Algunas son espontáneas, quizás lleva das por el alcohol, que un momento determinado acentúa cierta percepciones de la vida. A veces la euforia, otra la tristeza. Queremos desviar nuestra senda y nuestro futuro y tomamos decisiones
. Queremos ser benévolos o malignos, y tomamos decisiones. A veces, la única decisión que tomamos es precisamente esa, no decidir, no actuar y entonces esto nos implica tanto como lo anterior. Siempre decidimos. Afirmándonos, negándonos y muchas, demasiadas veces absteniéndonos. Pero tomemos la decisión que tomemos el pasado irá en el equipaje, A veces liviano, a veces rotundo, como un baúl repleto de cosas viejas.
Hace meses me contaron una historia bastante divertida. Una amiga de una amiga. Un día tomó una decisión. ¡Cuantas veces he repetido esta palabra en tan poco texto!
Tomo la firme decisión de hacerse monja. Quería olvidar su pasado, construir un futuro diferente. Pero para ello tuvo que cambiar tanto, que hasta su nombre original tuvo que ignorar. Se llamaba Rita.
¿Pregúntense qué tipo de respeto puede infundir una monja titulada con ese nombre? ¿No sería el cachondeo de la clausura? ¿Qué opinarían las demás hermanas cuando la madre superiora la llamara al altar para leer los santos evangelios? Además que mayor grosería siendo andaluza, cambiar el correcto antecedente de Sor para una monja, por el pronunciable y concurrente Zor andaluz.
Convine ambas palabras. Y comprenderán que en este caso el cambio era necesario. ¿O no?
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