Una de las ilusiones de mi amigo Luis era contemplar las estrellas cerca del mar. Un día decidió marchar hacia Cádiz para cumplir su sueño. Se alojó en un pequeño hotel en la capital gaditana y durante todo el día esperó que llegara su añorado momento.
Ya sobre las nueve de la noche decidió darse una vuelta por el paseo marítimo de la playa de la Victoria, preciosa y enorme playa de la capital.
Al rato contempló una hermosa puesta de sol. El sol confundido con el mar hacía que el castillo de San Sebastián, situado en la lejanía de la playa de La Caleta, pareciera un enorme submarino dispuesto sumergirse.
Sobre las diez de la noche la oscuridad se apoderó de la costa. Cuál sería su sorpresa al contemplar que pocas estrellas se venían desde donde él se encontraba. La playa aparecía iluminada por unos enormes focos que casi impedían distinguir cuando era de noche o de día.
Al no poder lograr allí su objetivo decidió coger su automovil, y marcharse a una playa más solitaria y con menos iluminación.
En Cádiz, esto no es difícil, porque en la carretera entre esta capital y San Fernando, se encuentra una extensa playa, prácticamente virgen y sin ninguna iluminación.
Con la complicidad de la noche, y por lo tanto con su poca visión, aparcó sobre la arena de esa playa. Al momento su sueño se vio cumplido. Un enorme mosaico de estrellas le acompañaban mientras el mar era fiel reflejo de ellas.
Una hora, dos e incluso hasta tres se llevo vislumbrando ese hermoso horizonte. Ya agotado por el sueño, o por la inmensa belleza, decidió volver a su hotel. Serían sobre las cuatro de la mañana cuando decidió encender el motor de su automóvil. Cuál sería su sorpresa al descubrir que el automóvil no se podía mover, se había encayado en la arena. Puso marcha atrás y tampoco, acelero y menos aún.
No se le ocurrió mejor cosa que ir apartando arena de debajo de las ruedas delanteras del automóvil. Unas veces con las manos, otros con una pequeña lámina de madera que encontró a su alrededor. Una y otra vez probaba con el encendido de su cochee, aceleraba y nada. Y volvía al escarbar, creyendo que esa era la mejor solución.
Así se llevo hasta el amanecer. Era un hombre terco y no se desanimaba a la primera. El amanecer le sorprendió en tal mal intento. Ya exhausto se tumbó sobre la arena, y se rindió ante la evidencia.
Estando en esa situación y totalmente hundido en su ánimo, apareció de pronto una furgoneta repleta de soldados que se dirigían para el cuartel de San Fernando. Estos no podían creer lo que veían. Un automóvil prácticamente enterrado en la arena y al lado un señor durmiendo. Se acercaron y le preguntaron al conductor por la razón de tan extraña imagen. Mi amigo le contó lo sucedido, pero ellos no podía creer que de tan limitadas manos s hubieran conseguir tan tamaño agujero.Después de salir de su sorpresa, el soldado de mayor rango del grupo ordenó a los demás, aproximadamente una quincena, que cogieran el coche cada uno por un sitio. Así lo hicieron y entre todo lograron sacar el automóvil de tan hondo hueco.
Ya sobre las nueve de la noche decidió darse una vuelta por el paseo marítimo de la playa de la Victoria, preciosa y enorme playa de la capital.
Al rato contempló una hermosa puesta de sol. El sol confundido con el mar hacía que el castillo de San Sebastián, situado en la lejanía de la playa de La Caleta, pareciera un enorme submarino dispuesto sumergirse.
Sobre las diez de la noche la oscuridad se apoderó de la costa. Cuál sería su sorpresa al contemplar que pocas estrellas se venían desde donde él se encontraba. La playa aparecía iluminada por unos enormes focos que casi impedían distinguir cuando era de noche o de día.
Al no poder lograr allí su objetivo decidió coger su automovil, y marcharse a una playa más solitaria y con menos iluminación.
En Cádiz, esto no es difícil, porque en la carretera entre esta capital y San Fernando, se encuentra una extensa playa, prácticamente virgen y sin ninguna iluminación.
Con la complicidad de la noche, y por lo tanto con su poca visión, aparcó sobre la arena de esa playa. Al momento su sueño se vio cumplido. Un enorme mosaico de estrellas le acompañaban mientras el mar era fiel reflejo de ellas.
Una hora, dos e incluso hasta tres se llevo vislumbrando ese hermoso horizonte. Ya agotado por el sueño, o por la inmensa belleza, decidió volver a su hotel. Serían sobre las cuatro de la mañana cuando decidió encender el motor de su automóvil. Cuál sería su sorpresa al descubrir que el automóvil no se podía mover, se había encayado en la arena. Puso marcha atrás y tampoco, acelero y menos aún.
No se le ocurrió mejor cosa que ir apartando arena de debajo de las ruedas delanteras del automóvil. Unas veces con las manos, otros con una pequeña lámina de madera que encontró a su alrededor. Una y otra vez probaba con el encendido de su cochee, aceleraba y nada. Y volvía al escarbar, creyendo que esa era la mejor solución.
Así se llevo hasta el amanecer. Era un hombre terco y no se desanimaba a la primera. El amanecer le sorprendió en tal mal intento. Ya exhausto se tumbó sobre la arena, y se rindió ante la evidencia.
Estando en esa situación y totalmente hundido en su ánimo, apareció de pronto una furgoneta repleta de soldados que se dirigían para el cuartel de San Fernando. Estos no podían creer lo que veían. Un automóvil prácticamente enterrado en la arena y al lado un señor durmiendo. Se acercaron y le preguntaron al conductor por la razón de tan extraña imagen. Mi amigo le contó lo sucedido, pero ellos no podía creer que de tan limitadas manos s hubieran conseguir tan tamaño agujero.Después de salir de su sorpresa, el soldado de mayor rango del grupo ordenó a los demás, aproximadamente una quincena, que cogieran el coche cada uno por un sitio. Así lo hicieron y entre todo lograron sacar el automóvil de tan hondo hueco.
Los soldados se marcharon entre risas comentando la sorprendente imagen. Mi amigo también, recordando lo hondo que puede caer uno si se lo propone.
HOLA CURRO. BONITA HISTORIA. SON TUYOS LOS CUADROS QUE APARECEN EN EL BLOG? ME GUSTAN. NUNCA HE VISTO CUADROS TUYOS.
ResponderEliminarMª ANGELES
Gracias por tu comentarios. La mayoría de los cuadros que aparecen en el blog son mio. Si quieres ver algunos m.as, pincha en la foto mia que aparece en el ángulo derecho superior. LLegarás a mi página web y allí podrás ver una galería de mi obra.
ResponderEliminarun abrazo
curro